La discapacidad no justifica el comportamiento inadecuado
Seamos honestos, como padres de hijos con discapacidad, el peor error que podemos cometer es subestimar las expectativas sociales de nuestros hijos. La discapacidad no justifica el comportamiento inadecuado, y si queremos que nuestros hijos alcancen el máximo de sus capacidades y estén listos para aprovechar las oportunidades de la vida, tenemos que ser realistas, no solo tenemos derechos, pero también obligaciones y responsabilidades como todos.
Nuestra obligación más importante es con nuestros propios hijos: “Educarlos con amor y expectativas reales, para que estén listos para el mundo sacándole provecho al máximo a sus capacidades.”
Muchos padres justifican el comportamiento como resultado de la discapacidad. Es cierto, la discapacidad puede provocar comportamientos, pero tu reacción como padre es la que determina si el comportamiento sigue o se re-direcciona. Si tu hijo aprende algo positivo, o aprende que el modo más fácil es el modo de conseguirlo todo. La educación de tu hijo es tu responsabilidad como padre, tu hijo lo único que hace es poner en práctica lo que ha aprendido.
La base que regula el análisis del comportamiento humano, dice que si un niño tiene la capacidad de portarse inadecuadamente para conseguir o evitar algo, tiene la misma capacidad para portarse adecuadamente con el entrenamiento apropiado, y así aprender que hay modos mejores y más apropiados de conseguir lo que tanto desea o necesita.
Entonces, qué hacer y qué no hacer.
- El fin no es que tu hijo sea perfecto, sino que aprenda que todo acto tiene una consecuencia. Las consecuencias no solo se limitan a mostrarle sus errores, pero a celebrar sus buenas decisiones aún con mayor intensidad, con tal de reforzar el buen comportamiento y mostrarle cuál es la acción que da mejores resultados. Las consecuencias tienen que existir tanto para el buen como para el mal comportamiento, siempre.
- Cuando hablamos de consecuencias a comportamientos negativos: No se trata de castigar física o sicológicamente, tratando de hacer sentir a tu hijo culpable de no ser prefecto, porque nadie lo es. Se trata de actuar desde el amor y el deseo de que aprenda de sus errores para enseñarle lo que está bien y lo que está mal. Cuando tu hijo comete un error es importante que le enseñes la forma correcta de hacer las cosas, o que le dejes saber lo que esperas de él. Por ejemplo: Cosas tan simples como, “Necesitas bajar la voz y pedir las cosas “por favor”” para que pueda ayudarte, dichas con tranquilidad y de manera constante, modelan el comportamiento de tu hijo y le enseñan qué está bien y qué funciona.
- Si, muchos comportamientos serán más difíciles de manejarse y cambiarse como resultado de su discapacidad porque puede que necesite más tiempo para aprender y procesar. Puede que tome más tiempo o que cometa más errores en el camino de aprender, sin embargo como padre, tu respuesta adecuada es lo que hará la diferencia en su vida. Tienes que ser perseverante, tienes que sobreponerte a tu propio prejuicio de que no puede o de que no entiende, o de que no tiene la capacidad suficiente para pensar y tomar una buena decisión. Todos podemos, la única diferencia la hacen los apoyos que tenemos y las expectativas que los demás tienen de nosotros. Piensa que todo esfuerzo que haces hoy le está abriendo una puerta a un mañana inclusivo en el que sabrá cómo comportarse y cómo hacerse responsable de sus actos.
- Sobre-proteger a tu hijo o limitarlo basado en su discapacidad lo único que le traerá será dolor, porque cuando tu hijo vaya a la escuela, o se gradúe a la vida adulta, se golpeará con una realidad totalmente diferente donde no hay diferencias, y si las hay, no son positivas porque lo que hacen es limitar y segregar a las personas con discapacidad. Lo más fácil es segregarlos, aislarlos, o dejarlos hacer lo que quieran con la justificación de protegerlos. Lo difícil es asumir la responsabilidad de actuar, no rendirnos, y luchar por ayudarlos a vivir vidas plenas. No será fácil pero créeme, vale la pena todo esfuerzo.
Con el verdadero amor que se tiene por todo hijo, reflexiona acerca de tu propio comportamiento como padre, se honesto contigo mismo, cambia las cosas que no estás haciendo bien, crea un plan, cárgate de valor y cambia el futuro de tu hijo ahora mismo. Pide ayuda si no puedes hacerlo solo. Nunca es demasiado tarde.
Las habilidades sociales son sin duda la mejor tarjeta de presentación cuando estás buscando mayores oportunidades para esa persona que tanto amas. No se trata de querer transformarlos para que encajen, sino de creer en ellos y trabajar haciendo nuestro mejor esfuerzo como padres, para que ellos hagan el propio como hijos. Recuerda: “El verdadero amor tiene expectativas, y tiene fe en los que ama.”
Eliana Tardio
Fuente: http://bit.ly/2oThPr1
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