La ansiedad o los trastornos psicológicos que puedas padecer no crean tu sufrimiento, sino que dicho sufrimiento lo creas tú debido a la forma en que te relacionas con dicha ansiedad. No obstante, puedes usar tu propia conciencia para cambiar esto, para empezar a relacionarte de un modo diferente con tus propios estados mentales, emociones y conductas, en vez de seguir reaccionando de manera automática, como sucede hasta ahora cada vez que surge algo que temes.
Las personas crean roles e identidades sociales y se describen o definen como personas basados en ellos. Dicen: soy un profesor, una madre o padre, un médico, un buen amigo… Pero también se definen con base en sus propios problemas emocionales: soy un ansioso, un deprimido, un tímido… A menudo estas identificaciones, cuando son sanas, resultan útiles, pero cuando nos aferramos a ellas de una manera rígida e inflexible pueden resultar perjudiciales, porque realmente llegas a creerte que es eso lo que eres.
Una vez que te lo crees, tiendes a reaccionar de modos que confirmen esta creencia. Te fijarás solo en los datos o hechos que la confirmen e interpretarás los sucesos neutros como si también confirmaran tus creencias. Así, si piensas que no gustas a nadie, interpretarás un gesto de cansancio de otra persona como un rechazo hacia ti, y si alguien rechaza tu invitación a ir al cine pensarás que no quiere ir contigo porque no le gustas.
Mientras te identifiques con tus pensamientos, conductas y emociones relacionadas con la ansiedad, seguirás teniendo una identidad ansiosa. Lo que no has tenido en cuenta hasta ahora es que puedes tener pensamientos, conductas y emociones relacionadas con la ansiedad y aun así no identificarte con ellas, no convertirlas en tu identidad.
Esta identidad ansiosa (o deprimida, o agresiva, o tímida, etc.) es solo un conjunto de hábitos mentales. Y con ellos puedes hacer dos cosas: creértelos, tomártelos demasiado en serio e identificarte con ellos, que es lo que seguramente has estado haciendo hasta ahora, o bien limitarte a observarlos y dejarlos estar, que es lo que el mindfulness te enseña a hacer.
No eres lo que crees que eres
Hay una idea que es muy importante para empezar a cambiar: tú no eres esa identidad que has construido, no eres esa identidad ansiosa, temerosa, depresiva o tímida; eres la conciencia que observa dicha identidad.
Piensas, sientes, te comportas y reaccionas de determinados modos y crees que todo eso es lo que tú eres. Por ejemplo, piensas que tienes miedo de hacer algo, que los demás reaccionarán mal, que te van a rechazar, evitas hacer ciertas cosas que deseas hacer, sientes tu corazón acelerado, etc., y con base en eso te defines como una persona ansiosa, llegas a la conclusión de que ese conjunto de estados mentales y conductas eres tú. Y esta es precisamente la idea que has de empezar a cambiar. Tú no eres tus estados mentales, eres quien los observa. Tú no eres los productos de tu mente. Tus pensamientos, ideas, imágenes mentales o recuerdos son productos de tu mente y no necesariamente has de identificarte con ellos, a no ser que así lo decidas libremente. Si en tu mente surgen pensamientos de autocrítica o autodesprecio, recuerdos dolorosos, preocupaciones por la posibilidad de ser humillado, etc., esos son los productos de tu mente, y no necesitas verlos como ciertos, ni identificarte con ellos, ni siquiera evaluarlos o juzgarlos; puedes limitarte simplemente a observarlos.
Si has oído hablar de la terapia cognitiva, conocerás la importancia que tiene el pensamiento para moldear tu conducta y tu vida y cómo puede serte de gran ayuda aprender técnicas para cambiar tus pensamientos por otros más constructivos, pero esto no es lo único que puedes hacer con tus pensamientos. También puedes usar un enfoque basado en mindfulness y observar tus pensamientos, emociones u otros estados mentales sin hacer nada con ellos excepto reconocerlos, «saludarlos», darte cuenta de ellos, aceptar que están ahí, dejar que se queden, dejarlos estar y luego dejarlos pasar y desvanecerse. Si reconoces que tus pensamientos no te definen, no siempre vas a necesitar cambiarlos.
Fuente: http://motivacion.about.com/od/psicologia/a/Mindfulness-Y-Salud-Mental.htm
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