Agresividad pasiva y activa: Una manipulación emocional
Las personas agresivas tienen una tendencia a actuar y a responder ante ciertas situaciones de forma violenta. Sin embargo, la manifestación de esta agresión no siempre es activa, es decir, se expresa con una violencia abierta y directa, ya sea a través de ofensas verbales o de agresiones físicas.
También existe una forma de agresión pasiva y ésta busca manipular a través de las emociones. Una persona pasivo-agresiva hace de la oposición y la manipulación todo un arte. Son personas que de acuerdo al DSM-IV, muestran una resistencia pasiva a las demandas de rendimiento adecuado tanto en lo social como en lo laboral. Ésta comienza a manifestarse a principios de la edad adulta y se presenta en una variedad distinta de contextos, como por ejemplo:
– Postergan las cosas y no cumplen con los plazos establecidos.
– Cuando se requiere realicen algo que no les agrada se vuelven hoscos y quejumbrosos.
– Protestan sin motivo alguno, con el argumento de que las exigencias hacia su persona son irrazonables.
– Evitan cumplir con sus obligaciones.
– Piensan que hacen las cosas mejor que los demás.
– No aceptan las sugerencias o críticas constructivas.
– Obstaculizan el trabajo de los demás.
– Critican o desprecian sin motivo a las figuras de autoridad.
Un pasivo agresivo nunca desafía o confronta a las personas de manera directa, su forma de actuar es pasiva e indirecta. Ponen trampas de forma consciente e inconsciente, con el objetivo de cubrir ciertas necesidades emocionales, son personas inmaduras emocionalmente y con sus actitudes complican las relaciones personales y profesionales.
Generalmente las personas no se dan cuenta cuando están utilizando esos juegos inmaduros que tienen el objetivo de manipular a los demás. Esta inmadurez se debe a que no han alcanzado el suficiente desarrollo emocional e intelectual para resolver los problemas que se les presentan de manera creativa y de frente, su forma de amar es inmadura y carecen de habilidades sociales que les permiten ser asertivos en su relación con otras personas.
Una persona asertiva defiende sus derechos de manera activa, pero sin pisotear los derechos de los demás. Para ser asertivo se requiere de asumir las propias responsabilidades y defender el derecho al propio bienestar, pero con tolerancia y respeto hacia los demás y hacia los criterios contrarios a los propios.
Los agresivos pasivos son saboteadores profesionales, puesto que ponen todo tipo de trabas y justificaciones para no asumir sus responsabilidades, y generalmente utilizan la culpa, la victimización y el resentimiento para retener y manipular a las personas con quienes tienen una relación afectiva.
La solución es comunicar las cosas de manera abierta, clara y honesta, buscando ser empático con las opiniones de quienes nos rodean, de este modo nuestras necesidades no serán interpretados como una agresión o un ataque a las necesidades de los demás.
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