¿Cómo hablar con los niños acerca de la enfermedad?
A veces los adultos desearíamos proteger a nuestros niños de todos los peligros y evitar tristezas o angustias innecesarias. Nos gustaría que nunca sintieran frío, ni dolor y que sean felices por siempre. Es por ello que cuando nos vemos enfrentados a una situación difícil o dolorosa, como en el caso de una enfermedad crónica de alguno de los miembros de la familia, no sabemos qué hacer con esa información y en algunos casos optamos por ocultarla, por pretender frente al niño que todo sigue tan bien como antes.
Tratar de evitar a un niño los dolores y vicisitudes de la vida, es como dejarlo manco, sordo y ciego ante la realidad de lo que significa vivir y estar vivo, y por lo tanto, nunca aprenderá a enfrentar las situaciones adversas que se le presenten en su camino. Crecerá como un adulto incapaz, poco eficiente y temeroso de enfrentar los problemas, porque desde niño sus padres siempre se encargaron de quitar las piedras de su camino y ahora no sabe que hacer con ellas.
No hay nada más nocivo para la estabilidad emocional de un niño que ocultar un evento importante dentro de su entorno familiar, en un inicio podría parecer una estrategia efectiva a corto plazo, pero a largo plazo habrá efectos y consecuencias en detrimento del niño y la propia familia. Los niños son seres hipersensibles a los cambios emocionales de sus padres y son capaces de percibir cuando algo malo sucede en su familia. Generalmente, reflejan esa angustia a través de su comportamiento volviéndose más agresivos e irritables, también puede haber otros cambios como problemas de atención, bajo rendimiento escolar, mojar la cama, etc.
No es posible tapar el sol con un dedo, tarde o temprano el niño conocerá la verdad y los efectos de una situación así pueden generar emociones incontenibles hacia sus padres al sentirse traicionado, como: el enojo, la frustración, decepción, dolor, tristeza, etc. Además, esto puede fomentar la pérdida de la confianza en los adultos.
Los niños tienen derecho a conocer la verdad y a estar al tanto de la realidad que les circunda, y además tienen una capacidad asombrosa para hacer frente a los problemas y situaciones dolorosas de la vida. Es preferible tener una conversación abierta, considerando el nivel de comprensión que tenga el pequeño de acuerdo a su edad. Hablar de los problemas en familia y expresar las emociones es mucho mas sano para toda la familia y resulta una mejor estrategia de afrontamiento a largo plazo.
Para ello, los padres o cuidadores a cargo, deben planear de manera cuidadosa qué y cómo se le explicará al niño la situación que se está viviendo en casa. Es recomendable estar preparados con explicaciones inteligentes pero que sean comprensibles para su edad y su nivel de desarrollo, es necesario tener toda la información acerca de la propia enfermedad, de cuales son los cambios que se pueden esperar y las cosas a las que como familia tendrán que enfrentarse. Además también hay que estar preparados a responder todas las preguntas del niño al respecto.
Es importante considerar que se debe mantener una actitud optimista pero también realista, sin mentir, ni prometer cosas que sean imposibles de cumplir. Por el contrario, si el mensaje transmitido es pesimista y desesperanzador, esto puede llevar al niño a un estado profundo de angustia.
A veces puede parecer dificil transmitir una mala noticia con una buena actitud, sin embargo, si es posible. Podemos aceptar el problema y considerar todo aquello que no está en nuestro control, podemos expresar nuestra preocupación, nuestra tristeza, pero también podemos elegir la actitud con 左旋肉碱 la que afrontamos la enfermedad. Si el niño sabe que como familia están pasando por un momento difícil pero se mantienen unidos y juntos están trabajando y aprendiendo a convivir con la enfermedad, se sentirá más seguro y con la confianza de poder expresar aquello que le angustia o preocupa.
Una comunicación abierta dentro de la familia, es la clave para afrontar los problemas, preocupaciones y contratiempos que nos presenta la vida, como lo es en el caso de una enfermedad crónica.
Lic. Martha Lellenquien
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