Desarrollo de la autoestima y habilidades sociales: educación emocional para los niños.
Existe una interacción continua entre emociones, comportamientos y pensamientos de tal forma que se retroalimentan permanentemente: la emoción influye en el comportamiento y en el pensamiento; a la vez, el pensamiento influye en la forma de vivir la emoción y en la dirección del comportamiento.
Desde niños, aprendemos, durante nuestro desarrollo a adquirir ciertas habilidades que nos permiten ser competitivos con el mundo que nos espera en el futuro, tanto en áreas educativas, laborales, como emocionales de nuestra vida. Nuestra vida social adulta y de pareja, esta determinada en gran medida por las competencias emocionales que adquirimos en la infancia.
Una competencia emocional consiste en un conjunto de habilidades, conocimientos y actitudes que nos permiten comprender, expresar y regular de forma apropiada nuestras emociones; lo que facilita una mejor adaptación a las circunstancias de la vida, así como los procesos de aprendizaje, las relaciones interpersonales, la resolución de problemas, etc.
La adecuada expresión y manejo de emociones están relacionados con problemas que ocurren muy frecuentemente en los niños: berrinches, violencia escolar y de género, inseguridad para hablar en público en clases, dificultad para hacer amigo(as), baja autoestima, dificultad para trabajar en equipo, la falta de iniciativa o la carencia de un proyecto personal en la edad adulta.
La autoestima es un conjunto de pensamientos, percepciones y evaluaciones que hacemos de nosotros mismos. A la vez esta influenciada por las creencias que tenemos acerca de nuestras propias competencias y habilidades (autoconcepto), que se construyen a través de la interpretación de las experiencias propias y de los roles que desempeñamos en sociedad (autoimagen). Mediante este proceso de autoconocimiento, las emociones juegan un papel crucial en la construcción de estas percepciones, pensamientos y creencias acerca de nosotros mismos.
Los niños en su interacción con el medio recibirán tanto información positiva como negativa (triunfos o derrotas, buenas calificaciones o malas, buenas amistades o peleas con amigos), que mas tarde serán integradas a su auto concepto.
Las emociones regulan la manera en que esta información es integrada: si estamos tristes, enojados, ansiosos (con un estado de ánimo particularmente negativo) solamente registraremos la información negativa de nuestras experiencias; de esta manera, desde la infancia, se comienzan a generar conflictos afectivos y emocionales que repercuten directamente en la autoestima y en la forma de relacionarnos con los demás, mermando nuestras habilidades sociales, estabilidad académica e incluso familiar.
¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene baja autoestima?
Regularmente los niños con baja autoestima comienzan a construir creencias erróneas con respecto a ellos mismos o a su desempeño en sociedad, y podrían hacer comentarios como: “siempre soy el/la última que escogen en el equipo” (visión negativa de las cosas); “a mi me das menos dulces que a mi hermano”(se compara con los demás la mayoría del tiempo); “a mi compañera de clase su mamá siempre le compra cosas bonitas” (comparación social selectiva), etc.
En la manera en que los niños desarrollen habilidades y competencias emocionales, mostraran una mayor confianza en si mismos, favoreciendo el éxito personal y profesional en su vida.
Las habilidades sociales se adquieren a través de la adecuada comunicación con los demás; es una competencia que se desarrolla mediante la convivencia escolar y familiar. Las competencias sociales están relacionadas con un adecuado ajuste psicosocial de los niños: en el grupo de clase, en el grupo de amigos, y en una mejor adaptación académica. Una baja autoestima, rechazo o aislamiento social son consecuencias de no disponer de destrezas sociales adecuadas.
El carecer de habilidades sociales lleva a los niños a emplear estrategias desadaptativas para resolver sus conflictos favoreciendo el comportamiento disruptivo y dificultando el aprendizaje, ya que los problemas de conducta, aparecen de primera instancia en el entorno escolar: insultar, pegar o molestar a sus compañeros; responder de manera agresiva, etc.
Ahora sabemos que es muy importante prestar atención al aprendizaje de las capacidades emocionales que ayudan al desarrollo integral de los niños y las niñas, pues las competencias emocionales son entendidas hoy como competencias básicas para la vida.
Fuente: http://sepimex.wordpress.com/category/psicologia-infantil/
Comentarios recientes