Desarrollo infantil. Del preescolar a la niñez
Parte III.
Continuamos con la 3era y última entrega del desarrollo, en los artículos anteriores nos enfocamos en los aspectos del desarrollo en el período de la infancia. Ahora nos enfocaremos en la edad preescolar (2-6 años) y la niñez (6-12 años).
Desarrollo físico
De los 2 a los 6 años (edad preescolar), podemos ver un aumento regular de la talla y el peso, aunque a un ritmo más lento que en los dos primeros años. En este período hay cambios importantes en la forma y estructura corporal. Comenzaremos a observar logros importantes en su desarrollo motor, así como en la independencia y coordinación. Es en esta etapa cuando veremos el desarrollo de la lateralidad (preferencia por el uso de una mano sobre otra. La dominancia lateral implica dominancia cerebral contralateral, es decir, los zurdos presentan dominancia cerebral derecha y los diestros dominancia cerebral izquierda. Por otro lado, a esta edad se observan los primeros garabatos (desarrollo de la grafomotricidad), es decir, la relación entre la producción gráfica y objetos externos, además de mejor control del trazo.
A partir de los 6 años de edad (niñez) el crecimiento se ralentiza, a diferencia del crecimiento observado en las etapas anteriores. En la edad escolar continúan los nuevos logros motores, como balancearse sobre un pie con los ojos cerrados, caminar sobre una barra de equilibrio, saltar cada vez más alto y correr a mayor velocidad. Por otro lado, las habilidades motoras finas también se perfeccionan siendo capaces de hacer dibujos detallados con finos trazos.
Desarrollo cognitivo.
De acuerdo a Piaget, en la edad preescolar la inteligencia en los niños atraviesa la etapa preoperacional. Durante este período hay un incremento del pensamiento simbólico, permitiendo un uso más sofisticado del lenguaje. Piaget considera esta etapa como la transición hacia la etapa donde aparece el razonamiento lógico: la etapa de las operaciones concretas. El niño preoperacional se muestra (1) atrapado por la apariencia perceptiva de los objetos, (2) no puede de relacionar estados iniciales y finales de un proceso, (3) es incapaz de usar el pensamiento reversible, (4) o de razonar de forma lógica, (5) y se muestra egocéntrico.
A esta edad veremos los primeros signos de memoria autobiográfica, aunque todavía no alcanza la precisión de los años escolares. El pequeño podrá captar regularidades en las situaciones y será capaz de agrupar el conocimiento en esquemas (conocimiento temático) y categorías (conocimiento taxonómico).
En el lenguaje, habrá progresos en la sintaxis: la longitud y complejidad de las oraciones mejorará notablemente. El vocabulario continuará incrementándose a gran velocidad y hacia los 6 años de edad tendrá en su repertorio alrededor de 14000 palabras. Es en este período, también, cuando el niño comenzará a dominar las reglas gramaticales. Además, aparecerá también el habla privada (hablar consigo mismo) perfeccionando el habla social.
Por otro lado, aparece también la teoría de la mente, o la comprensión de los procesos mentales humanos. A partir de los 4 años, el niño comienza a comprender que otra persona (diferente de si mismo) puede tener pensamientos e información distintos a los suyos. También, aparece el pensamiento aritmético, probabilístico y el uso de las normas se integran dentro de esta etapa.
Al llegar a la niñez (a partir de los 6 años) el niño entra en la etapa de la inteligencia que Piaget denomina etapa de las operaciones concretas, es aquí cuando aparece el pensamiento lógico. El niño supera su egocentrismo, lo que le permite poner atención en situaciones afuera de si mismo. En este período presenta algunas limitaciones, como su dependencia de una realidad física concreta y la imposibilidad de razonar sobre lo abstracto. La capacidad de memoria mejora, tanto a corto plazo como a largo plazo y se observa también un mejor uso de las estrategias de almacenamiento y recuperación de la información. También, hay un incremento en la velocidad en que se procesa la información, haciéndose pensadores más veloces.
A partir de esta edad hay un mayor dominio del lenguaje. El vocabulario continúa multiplicándose de forma progresiva, mejorando también la gramática y la conversación, lo que supone cierto control de la pragmática del lenguaje. Estas habilidades continuarán perfeccionándose hasta la adultez.
Desarrollo social y de la personalidad.
Una vez formados los vínculos de apego, en la edad preescolar adquieren relevancia las relaciones paterno-filiales, éstas van a estar determinadas por los estilos de crianza desarrollados por los padres, esto determinará la socialización de sus niños.
Dentro de los estilos de crianza, podemos destacar:
Estilo autoritario: altos niveles de control y exigencia de los padres con escasas muestras de afecto.
Estilo democrático: Hay control y exigencia, pero también hay afecto y afecto y comunicación.
Estilo indulgente: Bajos niveles de control y exigencia, y muchas muestras de afecto.
Estilo negligente: Bajos niveles de control y exigencia y bajas muestras de afecto, esto se asocia al abuso y los malos tratos.
En esta edad encontramos que en su desarrollo emocional, las emociones son cada vez más específicas y gracias al lenguaje, los niños son capaces de definirlas y entenderlas, al asociarlas a determinados contextos. Su capacidad de autorregulación emocional, incrementa y dependen cada vez menos de los para calmarse y adaptar su expresión emocional a las formas socialmente correctas.
En los años preescolares los niños comienzan a desarrollar la conciencia del YO, aunque su autoconcepto aún está basado en características concretas y poco abstractas, por lo que se muestra cambiante y arbitrario. También, los niños comienzan a valorarse de acuerdo a su competencia física, académica, y la aceptación por parte de sus compañeros y los padres (autoestima).
Por otro lado, es también durante esta etapa que los niños desarrollan la identidad de género, y toma conciencia de que el género es un rasgo invariante que permanece más allá de la apariencia perceptiva.
Respecto a sus relaciones sociales, en el preescolar, los niños desarrollan relaciones con sus iguales basadas en la reciprocidad y la ayuda mutua, en esa interacción pueden existir tanto las respuestas agresivas como las prosociales, y abunda el juego social.
En cuanto a su desarrollo moral, los niños muestran conductas morales primitivas. Según Piaget, denomina esta etapa como heteronomía moral, aquí los niños aún no son flexibles en su aplicación de las normas, y miden la bondad del acto no por la intención sino por el resultado. Es en esta etapa que los niños muestran una obediencia y respeto absoluto a las normas de los adultos. Por otro lado, Kohlberg habló de un estadio moral preconvencional, en el que los juicios del niño se basan en sus figuras de autoridad, pero serán reflejo de su egocentrismo y de su inflexibilidad a la hora de discriminar las buenas de las malas intenciones.
Al llegar a la niñez, la rivalidad entre hermanos se puede incrementar. Sin embargo, son precisamente las relaciones entre los hermanos las que construyen las primeras habilidades sociales y de resolución de los conflictos. Los hijos únicos carecen de estas ventajas, pero a cambio presentar mejores niveles de adaptación, autoestima y motivación de logro.
Para la edad escolar, los niños ya son capaces de comprender las emociones contradictorias y perfeccionan sus habilidades de autoregulación emocional.
En cuanto a su propio autoconocimiento, los niños dan muestras de poseer una conciencia más diferenciada, coherente, abstracta y estable de sí mismos. Su autoestima es más diversa y compleja y en se mide por la competencia física, académica, y la aceptación por parte de los iguales.
En sus relaciones sociales hay respuestas más empáticas, en la toma de perspectivas y representación de los estados mentales de otros. También hay cambios en su concepto de amistad, que estará basada en la reciprocidad, el apoyo, la confianza y la compatibilidad psicológica. La interacción social preferida son los juegos de reglas y las pláticas. Hay un aumento, también, tanto de las conductas agresivas como de las prosociales en la interacción con los iguales. Todas estas conductas, determinarán la posición del niño dentro del grupo, entre estas jerarquías se encuentran; (1) populares, altos en preferencia e impacto social, (2) rechazados, altos en impacto y bajos en preferencia social, (3) ignorados, bajos en impacto e intermedios en preferencia social, (4) controvertidos, altos en impacto social e intermedios en preferencia social, y (5) promedio, intermedios en impacto y preferencia social.
Para este momento, el niño escolar ya adquirido, de acuerdo a Piaget una moral autónoma, basada en el apoyo mutuo, el establecimiento de reglas por consenso y la cooperación. Kohlberg plantea que los niños escolares avanzan progresivamente en el estadio de moral convencional, que parte de la necesidad de cumplimiento de las normas para el buen funcionamiento social.
Es importante mencionar que todos los niños cuentan con diferencias individuales propias de su propio contexto y que no necesariamente son compartidas con el resto de los niños de su edad.
Fuentes.
Berger, K.S. (2007). Psicología del desarrollo: Infancia y adolescencia. Madrid: Panamericana.
Papalia, D.E., Olds, S.W. y Feldman, R.S. (2001). Desarrollo humano. Bogotá: McGraw Hill.
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