El estrés y la forma en que afecta la salud
El estrés es una respuesta natural y automática del cuerpo frente a situaciones de riesgo que nos parecen amenazadoras. Los retos de la vida diaria nos exigen mantenernos alerta y estar preparados para adaptarnos a cambios constantes y es por ello, que la activación de cierta cantidad de estrés es necesaria.
¿Cómo se produce el estrés?
El estrés es un producto de la interacción entre nosotros y los eventos que suceden en el entorno, donde también intervienen nuestras respuestas cognitivas, emocionales y físicas.
Como en el estrés intervienen procesos cognitivos, resulta de gran importancia la manera en que interpretamos determinados eventos, si nuestra interpretación es negativa o desproporcionada, podríamos estar prolongando las respuestas de estrés de una manera crónica.
Es decir, la forma en que interpretamos lo que nos ocurre afecta a nuestra perspectiva y experiencia de estrés.
Con frecuencia es nuestra interpretación lo que genera (o potencia) una reacción negativa ante el estrés, mucho más que el evento o situación a la que nos enfrentamos. Los eventos externos como generadores de estrés, no necesariamente deben ser muy notorios o intensos, sino que pueden “acumularse” en sus efectos hasta llevarnos al límite.
Estresores
Los estresores son aquellos estímulos que desencadenan el estrés en un momento determinado.
• Si la respuesta de la persona ante el estímulo es negativa le genera angustia y malestar; entonces decimos que tiene: DISTRÉS o estrés NEGATIVO.
• Por otro lado, si la respuesta es positiva y el estímulo le genera bienestar, alegría, etc., entonces le llamamos: EUSTRÉS o estrés POSITIVO.
Si las respuesta al estrés negativo, que originalmente estaba diseñada para mantenernos a salvo del peligro, se prolonga o intensifica en el tiempo, nuestra salud, nuestro desempeño académico o profesional, e incluso nuestras relaciones personales o de pareja pueden verse afectadas.
Los principales factores sociales que pueden convertirse en una fuente de estrés constante son:
- Factores laborales
- Factores de la personalidad
- Factores familiares
Sabemos que las exigencias laborales o los problemas pueden generar problemas que nos lleve a experimentar estrés. Por otro lado, también sabemos que hay personas que son más propensas a padecer mayores estados de estrés que otras, esto está relacionado con los factores de la personalidad.
La psicología ha hecho una clasificación entre patrones de conducta del tipo A y del tipo B.
- El patrón de la conducta TIPO A se refiere a personas que necesitan constantemente conseguir logros cada vez más importantes. Este tipo de personas necesitan sentir que poseen el control de todas las tareas en las que están presentes, son competitivos, agresivos, ambiciosos e irritables y están en alerta constante. 嘉盛外汇 Muestran dificultad para delegar responsabilidades y tienen una gran preocupación por la puntualidad. Siempre quieren ser protagonistas. Este tipo de conductas generalmente son más propensos a padecer problemas cardiovasculares 6 veces más que otras personas con personalidades más relajadas.
- El patrón de conducta TIPO B se presenta en personas no tan ambiciosas, que no son agresivas, que disfrutan de trabajar en equipo, no tienen problemas en delegar responsabilidades, no les gusta vivir pendientes de horarios y disponen a menudo de su tiempo libre. Estas personas son menos propensas a padecer cuadros de estrés crónico.
Síntomas de estrés
Las sensaciones que experimentamos ante la aparición del estrés pueden verse reflejadas en 3 áreas:
Emociones: ansiedad, irritabilidad, miedo, ánimo cambiante, confusión.
Pensamientos: autocrítica excesiva, dificultad en la concentración y para tomar decisiones, olvidos, preocupación excesiva por el futuro, pensamientos repetitivos, temor excesivo al fracaso.
Conductas: dificultades en el habla, llanto, reacciones impulsivas, risa nerviosa, trato brusco a los demás, rechinar los dientes o apretar las mandíbulas; aumento del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas; mayor predisposición a accidentes; aumento o disminución del apetito.
Cambios físicos: músculos contraídos, manos frías o sudorosas, dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello, perturbaciones del sueño, malestar estomacal, gripes e infecciones, fatiga, respiración agitada o palpitaciones, temblores, boca seca.
¿Qué hacer ante el estrés?
Para prevenir o controlar los excesos en las demandas procedentes del entorno o de nosotros mismos. El desafío para nosotros, reside en hacer frente a estas demandas de una manera más saludable.
Algunas de las estrategias que pueden ayudar a hacer frente a situaciones de mucho estrés son las siguientes:
1. Relájate. Procura realizar actividades que te permitan renovarte física y psicológicamente: descanso, vacaciones, deportes y actividades de ocio, técnicas de relajación. También puedes prácricar algunas técnicas de relajación como la meditación y aprender a respirar.
2. Haz ejercicio. Las actividades físicas como caminar, nadar, o incluso limpiar el cuarto, reparan nuestras fuerzas y nos reaniman.
3. Mantén una dieta saludable. Evita la automedicación y el abuso de cafeína, alcohol y comidas.
4. Sé asertivo. Establece límites, aprende a decir que «no». Suspende aquellas actividades que son tan importantes.
5. Organiza tu tiempo. Prioriza y estructura tus actividades.
6. Intenta mantener expectativas realistas. Esperar demasiado de uno mismo o de los demás puede generar mucha frustración.
7. Comparte tus emociones. Busca alguien con quien conversar y expresar tus emociones.
La psicoterapia también es una medida que se puede tomar para aprender a manejar las emociones y aprender a tener pensamientos más funcionales que nos permitan un mejor manejo de las situaciones estresantes.
Nuestra reacción ante estas situaciones, también puede verse afectada por nuestro nivel general de salud. Una persona siempre agobiada, que duerme poco y tiene una mala alimentación, dispondrá de menos recursos para afrontar aquellas situaciones de vida difíciles. Por ello es importante buscar un equilibrio entre descanso, alimentación, ejercicio físico, trabajo-estudio y ocio.
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