La terquedad de la mente: rigidez cognitiva
¿Alguna vez has conocido a alguien que se niega a renunciar a sus viejos hábitos? ¿O tú mismo?, no puedes evitar transitar siempre la misma ruta y te niegas a probar una nueva, a pesar de que numerosas personas te han dicho que es más rápida y segura. ¿Te ha pasado que en la transición de algo a lo que ya estabas acostumbrado para ingresar en el territorio de lo novedoso, simplemente no puedes cambiar tus formas?
La rigidez cognitiva es la tendencia de mantener una misma idea, aún a pesar de que exista evidencia contraria, o hacer hincapié exclusivamente en aquellos aspectos de la realidad que concuerdan o confirman las expectativas y convicciones personales.
Podría pensarse que la resistencia al cambio sólo es propia de las personas mayores, pero en realidad la rigidez cognitiva no discrimina edades.
Las personas inflexibles son aquellas que se sienten descontroladas ante un cambio y son incapaces de adaptarse a las situaciones adversas que se les presentan. La flexibilidad es una habilidad relacionada con la resilencia, puesto que nos hace adaptables a los embates de la vida, ésta requiere que seamos laxos no sólo en nuestra manera de pensar, también en nuestras acciones.
Si la percepción del mundo y de nosotros mismos es rígida, sólo conseguiremos aislarnos del mundo y de los demás, además de que transitaremos por la vida perdiéndonos de muchas cosas nuevas que aportarían cosas positivas a nuestra existencia.
Algunas personas tienen una predisposición para resistirse al cambio y en general, todos poseemos, en mayor o menor grado, una oposición natural por todo lo relacionado al cambio. Esta resistencia posee cuatro aspectos: la búsqueda de rutinas, reacción emocional, enfoque a corto plazo y la rigidez cognitiva.
La búsqueda de rutinas es la tendencia de las personas de establecer ciertos patrones de comportamiento en todo lo que hacen, este comportamiento es un mecanismo defensivo de la mente que tiene el objetivo de disminuir la incertidumbre y minimizar el estrés. Una persona que crea la ilusión de tener todo bajo control, se siente más segura acerca de las cosas, ya que lo conocido representa su zona de confort, a diferencia de lo que no conoce.
Por otro lado, hay un componente emocional, es decir, estas personas tienen una reacción negativa hacia todo lo que sea nuevo y represente un cambio, por simple que este sea y experimentan una reacción inmediata ante cualquier cosa que sea diferente a la estructura que han establecido para si. Este tipo de personas muestran una tendencia a poner su atención en el aspecto negativo de las cosas, manifestando su inconformidad y molestia, ante el menor cambio.
Esta inflexibilidad para pensar y aceptar nuevas ideas, así como alternativas diversas para realizar las cosas, son un obstáculo para el desarrollo y la realización de un ser humano, puesto que se trata de una limitación autoimpuesta que reduce severamente nuestras opciones e interfiere con nuestra habilidad para solucionar problemas, así como responder ante la adversidad y la crisis.
Por ello es importante desarrollar la capacidad para adoptar nuevas formas de pensar y de actuar, y es necesario aceptar que algunas cosas estarán fuera de nuestro control así que debemos estar preparados para lo imprevisible. Si aceptamos este hecho, entenderemos que no hay manera de anticipar el futuro, sólo nos queda vivir nuestra vida día a día, enfrentando con apretura cada uno de los cambios que se nos presenten en el camino.
Si nos detenemos a reflexionar acerca de los pensamientos que tenemos respecto de los eventos y cuestionar si estos pensamientos son validos, si representan una amenaza real, y de no ser así, tener la disposición de cambiarlos por unos más acordes a la realidad que nos circunda.
Contar con una red social de apoyo efectiva, es un componente muy importante si es que tenemos la convicción de realizar un cambio en nuestras vidas y convertirnos en personas más flexibles para alcanzar un equilibrio mental.
Hay que aprender a ser como el bambú, sus profundas y arraigadas raíces le permiten doblarse frente a cualquier inclemencia climatológica sin romperse y recuperar rápidamente su forma.
Por Martha Lellenquien
“El hombre al nacer es blando y flexible, y al morir queda duro y rígido.
Las plantas al nacer son tiernas y flexibles y al morir quedan duras y secas.
Lo duro y lo rígido son propiedades de la muerte.
Lo blando y flexible son propiedades de la vida.
La fortaleza de las armas es la causa de su derrota y el árbol robusto es derribado por las hachas.
Ser dócil y ceder es la disciplina de la vida.
Un ejército sin flexibilidad nunca gana la batalla.
Un árbol que no se inclina se quiebra fácilmente.
Lo rígido y poderoso caerá;
lo humilde y flexible se levantará.”
Tao Te King, Lao-Tsé
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