Las consecuencias del abuso infantil en la salud del adulto
El abuso y el abandono emocional en la infancia, es mucho más frecuente de lo que se piensa. Existen muchos tipos de maltrato infantil y las consecuencias aumentan las posibilidades de padecer trastornos psiquiátricos, alteraciones en la conducta, pero también recientemente se ha descubierto que puede producir alteraciones orgánicas.
De acuerdo al centro de Salud Mental Infantil del Colegio Universitario de Londres, aproximadamente un 16% de los niños en países industrializados en occidente, sufren de maltrato físico y 1 de cada 10 sufre abandono emocional y psíquico extremo (Gilbert et al., 2009).
La negligencia física o cognitiva es una situación en la que las necesidades físicas (alimento, vestido, higiene, educación, atención médica y protección en situaciones de peligro) y cognitivas (falta suficiente estimulación de acuerdo a las necesidades y demandas propias de su edad) básicas del niño no son atendidas, ya sea de manera temporal o permanentemente, por ninguno de los miembros que conforman su familia o grupo con el que convive (Arrubarrena, 1999).
La negligencia ocurre cuando las necesidades básicas de los niños no son satisfechas independiente de la causa (Dubowitz et al., 1993).
Por otro lado, está el maltrato y el abandono emocional, este se refiere a la hostilidad verbal de manera persistente, desprecio, críticas, amenazas de abandono y bloqueo de la interacción con el infante que puede ir desde la evitación, hasta el encierro del pequeño, por parte de una figura adulta. Esta forma de maltrato, presenta dificultades en la delimitación de comportamientos concretos y de los daños en el niño.
De acuerdo a Garbbarino (1996) el maltrato emocional implica rechazo, con actos verbales o no verbales donde los padres desprecien, degraden y presenten otras formas no físicas de tratamiento hostil. Avergonzar, ridiculizar al niño por la expresión de emociones normales tales como el afecto, el dolor y la tristeza. Humillación pública, aterrorizar, colocar al niño en situaciones impredecibles, caóticas o peligrosas. Amenazar o cometer actos de violencia contra el niño. Amenazar o cometer actos de violencia contra las pertenencias preferidas por el niño, como juguetes o mascotas. Aislamiento, negar de forma regular o permanente la posibilidad de interacción social con otros niños y adultos, confinándolo o poniendo limitaciones a su libertad de movimiento y entorno. Ignorar los intentos del niño de interacción social y emocional, como ausencia de expresión de afecto, cuidado y amor.
En este sentido, ha habido numerosos estudios que buscan la relación entre el abuso infantil y las consecuencias que este puede tener a largo plazo. Especialmente, los científicos se han enfocado en encontrar la correlación entre el abuso infantil y los comportamientos riesgosos de salud. Esta asociación es muy relevante, puesto que pone en evidencia que las principales causas de morbilidad y mortalidad, están relacionadas con el estilo de vida y a las causas de muerte.
En el estudio ACE (Adverse Childhood Experiences) se describe la relación a largo plazo de las experiencias en la infancia y los problemas de salud pública. Este estudio ha estado analizando el impacto a largo plazo del abuso y la disfunción durante la infancia, siguiendo los resultados en la adultez, considerando esto como un factor de riesgo para la enfermedad e incidencia, calidad de vida, uso de los sistemas de salud y mortalidad.
Dicha investigación inició en el año de 1995 en San Diego, California, donde participaron 17, 000 sujetos, sometidos a revisiones médicas regulares, además de un informe periódico y detallado que los participantes debían proporcionar acerca de que tipo de experiencias traumáticas habían sufrido, como violencia, abusos y abandono, y en qué grado.
En resultados preliminares, en el año de 1998, se encontró que aquellos participantes que respondían de manera afirmativa a más de tres preguntas de abuso y abandono infantil, tenían hasta 12 veces más posibilidades de padecer adicciones, obesidad, sedentarismo y mantener escasas relaciones sexuales.
En otros resultados arrojados en el 2003, se encontró que la población con traumas infantiles tiene una probabilidad 2.6 veces mayor, de padecer una enfermedad cardiovascular.
Y finalmente en 2004, los resultados revelaron que el maltrato en la niñez, predispone a las personas en la adultez a presentar con mayor frecuencia, enfermedades cardiovasculares, patologías pulmonares, cáncer, así como enfermedades sangíneas (hepatopatías) y autoinmunitarias.
La razón de estos fenómenos es que las emociones intensas, generadas por el trauma, alteran los mecanismos biológicos del organismo. Las hormonas secretadas por el cuerpo ante el estrés, especialmente cuando este es prolongado, dejan huellas en el cerebro y en el organismo, a largo plazo. Este es el caso del cortisol, conocido como la hormona del estrés, las alteraciónes que el cortisol produce en el cuerpo, llegan incluso, a modificar las células a nivel genético. Esto significa que la aparición de ciertos trastornos, está condicionada a un desencadenante ambiental, como pudiera ser el caso del abuso infantil, lo anterior se conoce como modificaciones epigenéticas.
Por Psic. Martha Lellenquien
Palabras clave: abuso infantil, modificaciónes epigenéticas, consecuencias del maltrato
Fuentes:
Relationship of Childhood Abuse and Household Dysfunction to Many of the Leading Causes of Death in Adults
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