Manejo del estrés y la ansiedad en las enfermedades raras
Enfoque biopsicosocial de enfermedades y síndromes poco prevalentes
Por su complejidad y heterogeneidad, las enfermedades raras o poco prevalentes requieren un enfoque biopsicosocial, pues junto a los factores biológicos que predisponen su aparición, adquieren relevancia ciertas respuestas y actitudes del medio social relacionadas con el desconocimiento y los prejuicios existentes sobre estas enfermedades y factores psicológicos como pensamientos, sentimientos y comportamientos que estas respuestas suscitan en los afectados.
Existe evidencia empírica de que, tanto en la niñez como en la vida adulta, los factores psicosociales pueden incidir en la aparición, mantenimiento y exacerbación de síntomas que caracterizan a las enfermedades raras (ER).
El estrés y su relación causa-efecto con las enfermedades raras
El estrés constituye un factor de riesgo para que los signos y síntomas de las ER aparezcan (estrés como factor causal), o se agraven (estrés como consecuencia).
Muchas personas afectadas explican que las situaciones estresantes suelen relacionarse con la aparición o recrudecimiento de síntomas específicos de estas enfermedades (estresores externos). En muchos casos, la preocupación del paciente ante la aparición de síntomas y los esfuerzos que realiza por evitarlos o disimularlos (estresores internos), así como las respuestas de excesiva atención o rechazo que estos síntomas generan en el entorno social familiar (estresores externos), suelen convertirse en una fuente de angustia y estrés aún mayor que la propia enfermedad y aumentan las probabilidades de que la sintomatología se manifieste.
La interacción de los estresores internos y externos, aumentan la vulnerabilidad de los afectados, formando muchas veces un círculo viciosos desalentador.
¿Qué es el estrés y cómo actúan los estresores?
La palabra «estrés» abarca un conjunto de fenómenos y estímulos que actúan sobre los seres vivos, y de reacciones de los organismos ante estos estímulos o «estresores». El estresor es el agente o elemento que atenta contra el equilibrio u homesotasis del organismo y desencadena la respuesta de estrés. Cualquier estímulo interno (pensamientos, emociones), o externo (ruidos, presiones), que provoque una necesidad de cambio o reajuste, puede convertirse en un estresor.
Las respuestas de estrés implican un aumento en la activación orgánica y psicológica para mejorar la percepción de la situación, para procesar más rápido la información y para buscar soluciones y conductas para actuar de forma eficaz. Pero si la respuesta de estrés es excesivamente frecuente, duradera o intensa y exige que el organismo mantenga un ritmo constante de activación por encima de sus posibilidades, puede tener consecuencias negativas y producir deterioros.
Frecuentes alteraciones en la salud física y mental, en el rendimiento laboral o escolar, y en las relaciones personales, son algunos de los problemas que pueden producirse por exceso de estrés, de ahí la importancia de conocer y combatir este fenómeno.
El estrés puede asociarse a estímulos y experiencias agradables o desagradables
*El estrés positivo o EUTRÉS es una respuesta de defensa adaptativa y necesaria que puede ser beneficiosa para la salud (por ejemplo, el temor a un accidente o una enfermedad, puede ayudar a adoptar medidas de prevención).
*El estrés negativo o DISTRÉS produce por las siguientes causas:
- un exceso cuantitativo o cualitativo del estrés,
- la presencia de múltiples situaciones estresantes (estrés crónico)
- La falta de medios y recursos para afrontarlas,
- el agotamiento del organismo a causa de sobrefuncionamiento.
Este tipo de estrés afecta la salud e incide de manera desfavorable.
¿Cuáles son los correlatos fisiológicos de los procesos del estrés?
El síndrome general de adaptación es un mecanismo de respuestas psicofisológicas ante el estrés mantenido en el tiempo, que abarca tres etapas:
1.-Reacción de alarma del organismo, por su exposición a repentinos estímulos a los que no está adaptado. Tiene dos fases:
- Fase de choque: reacción inmediata al agente estresor. A esta etapa se asocian enfermedades producidas por estrés agudo: taquicardia, infarto de miocardio, ictus, enfermedades psicosomáticas y trastornos de ansiedad.
- Fase defensiva o de contra choque: reacciones relacionadas con la permanencia del estrés. A esta etapa se asocian enfermedades por estrés crónico: alteraciones hormonales, hipertensión, diabetes, colesterol, depresión.
2.- Etapa de resistencia: el organismo se adapta al estresor, disminuyendo su resistencia a otros estímulos. A esta etapa se asocian enfermedades infecciosas.
3.- Etapa de agotamiento: si el estresor es severo y prolongado, reaparecen síntomas de «alarma», pudiendo significar el agravamiento y muerte del organismo.
¿Qué tipo de situaciones pueden considerarse estresantes?
En un intento de clasificación, Weitz establece 8 tipos de situaciones estresantes:
- Procesar información velozmente.
- Exposición a estímulos ambientales dañinos.
- Percepción de amenaza o daño.
- Fisiología alterada por enfermedad, sueño, drogas, etc.
- Aislamiento y confinamiento.
- Bloqueo, obstaculización.
- Presión grupal.
- Frustración.
El grado de estrés que producen estas situaciones, varía de una persona a otra. En general, las características de las situaciones estresantes son:
- Amenazan la seguridad personal, económica o familiar, la autoestima, la dignidad.
- Atentan contra principio, valores, normas, creencias personales o grupales.
- Exigen sobreesfuerzo físico, mental y alto rendimiento.
- Implican riesgos, prisas, evaluación social, conflictos, dolores o molestias.
- Reducen la actividad normal y generan dependencia o excesiva responsabilidad.
- Conllevan tareas monótonas y/o poco gratificantes, o cualquier tipo de agresión.
- Propician sentimientos de inutilidad, fracaso, desesperanza, indefensión.
Muchas de estas situaciones están presentes de manera casi cotidiana o permanente en la vida de las personas afectadas por ER y de sus familias.
El estrés como proceso interactivo
De las muchas teorías que existen en torno al estrés, las Teorías interactivas de Lazarus y Folkman dan más relevancia a los factores psicológicos y cognitivos que median entre los estímulos estresantes o estresores y las respuestas de estrés.
Estas teorías definen el estrés como un conjunto de relaciones entre la persona y la situación en que se encuentra, cuando esta situación es valorada por el sujeto como algo que supera sus posibilidades o recursos para afrontarla y superarla. Por lo tanto, es vivida como una amenaza o un peligro para su bienestar y/o intereses.
Esta definición pone el acento en la evaluación o «apraissal», que es el proceso cognitivo que media entre los estresores y las respuestas o reacciones del organismo.
La consideración de una situación como estresante no es algo objetivo ni igual para todos los individuos: si la situación es valorada como amenazadora, perjudicial o dañina, la probabilidad de que los procesos de estrés se activen, será más alta que si se la evalúa como irrelevante, o como un desafío que puede ser superado.
¿Cómo afecta el estrés es nuestra salud?
Cuando el organismo está estresado, emite una respuesta psicofisiológica compleja. Prácticamente todas las hormonas se modifican: endorfínas, suprarrenales, tiroideas, vasopresina; disminuye la secreción de hormonas sexuales y la insulina. Este proceso puede estar acompañado de malestar emocional o distrés.
El estrés es un factor de riesgo de las tres principales causas de muerte en los países del «primer mundo»: cardiopatías, cáncer y accidentes cerebrovasculares. También favorece factores de riesgo como la hipertensión, el tabaquismo y la obesidad.
El estrés prolongado e incontrolado afecta el funcionamiento glandular, la capacidad respiratoria y el sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad al desarrollo o agravamiento de enfermedades crónicas, (hipertensión, diabetes), de trastornos psicosomáticos (asma, colon irritable, psoriasis) y de enfermedades raras (linfagioleiomatosis, síndrome de Tourette, síndrome de Behcet, etc.).
Las dificultades para afrontar el estrés, también se relacionan con comportamientos de riesgo que deterioran la salud (adicciones, sedentarismo y trastornos alimenticios).
Respuestas psicológicas asociadas al estrés
Ante el estrés se alteran nuestras emociones, pensamientos y comportamientos. El distrés es la sensación subjetiva de malestar emocional ante el estrés.
Las emociones negativas que pueden acompañar la experiencia estresante son: ansiedad, miedo, inseguridad, tristeza, indefensión, culpa y depresión. En estrés agudo predominan emociones y estados de ansiedad, miedo, ira y enfado. En estrés crónico se desarrollan trastornos del estado de ánimo, como la depresión.
Las respuestas cognitivas ante el estrés se asocian con preocupaciones, negación, bloqueos, pérdidas de memoria, sensación de irrealidad, fallos atencionales, etc.
Las respuestas conductuales o motoras pueden ser: pérdida de control, uso de sustancias adictivas, (alcohol, drogas), evitación, llanto, perpejlidad, tartamudez, desajustes del lenguaje, inhibición, compulsiones, etc.
Las respuestas dependerán de las circunstancias y experiencias del sujeto.
Vías y objetivos para la reducción y eliminación del estrés
Para controlar el estrés y prevenir o aliviar enfermedades y trastornos relacionados con sus efectos, se pueden plantear distintas vías y objetivos.
La prevención del estrés se puede efectuar a 3 niveles:
- Primaria: prevenir la aparición excesiva del estrés.
- Secundaria: eliminar o aliviar el estrés presente.
- Terciaria: prevenir nuevas apariciones perjudiciales del estrés detectado
Las intervenciones para reducir o eliminar el estrés pueden abarcar:
- Eliminación o alivio del estrés ambiental y de situaciones potencialmente estresantes: mejoras urbanísticas, mejoras en los sistemas socio-sanitarios, etc.
- Modificación de variables psicológicas relevantes ante el estrés: estilos de conducta y afrontamiento, valores, creencias, recursos y habilidades.
- Control de las respuestas del estrés: activación fisiológica, cognitiva y conductual.
- Reducción del estrés asociado a trastornos establecidos: apoyos sociales.
¿Cómo se puede reducir el estrés ambiental relacionado con las ER?
Siempre que sea posible, la mejor alternativa es apartar a la persona del medio estresante, o modificar el medio a las características y necesidades del individuo.
A continuación, se ofrecen algunas sugerencias que el entorno social puede implementar para reducir el estrés.
- Solucionar problemas reales en su contexto natural (hogar, trabajo, etc.).
- Flexibilizar las normas del funcionamiento institucional (hospitales, colegios, etc.).
- Mejorar el entorno ambiental (mejorar accesibilidad, mayor confort, etc.).
- Aportar información objetiva y clara sobre la situación estresante, evitando ambigüedades y/o conflictos (comunicación asertiva de diagnósticos).
- Programar acercamientos progresivos a cambios estresantes (cambios de residencia, nuevos tratamientos, etc).
- Programar la exposición a situaciones estresantes inevitables, para cuando existan otras fuentes de estrés (intervenciones quirúrgicas).
- Racionalizar y humanizar los procesos de evaluación e intervención.
- Escuchar a los afectados y a sus familiares con sensibilidad y «calor humano».
- Modificar el comportamiento de quienes tienes influencia sobre las personas afectadas por ER: personal sanitario, educadores, trabajadores sociales, etc.
¿El apoyo social tiene efectos sobre el estrés?
El apoyo social es un recurso que puede aliviar y amortiguar las experiencias estresantes, protegiendo al sujeto y potenciando su adaptación al estrés. Puede actuar:
- Reduciendo el valor amenazante y la trascendencia concedida a ciertas situaciones.
- Aumentando la confianza en los propios recursos para afrontar la adversidad.
- Ayudando a controlar y superar los momentos difíciles.
- Evitando o reduciendo un exceso de dependencia social.
El apoyo social puede actuar de modo directo, por la acción de amigos y familiares, y de modo indirecto, a través de instituciones (hospitales, colegios). El apoyo Social Percibido está más relacionado con la salud y superación del estrés.
El impacto de los sucesos vitales y del estrés cotidiano
Los sucesos o cambios vitales son eventos sociales que exigen algún cambio respecto al habitual ritmo o ajuste del sujeto. Actúan sobre la salud a través de las dificultades o problemas que ocasionan.
Pueden ser extraordinarios y traumáticos (un accidente, enfermedades graves, exilio, ataques), y también eventos relativamente habituales (mudanzas, divorcio, pérdida de trabajo), y hasta gratificantes (matrimonio, nacimientos).
La cuantificación del estrés puede realizarse a través de los sucesos vitales.
Las unidades de cambio vital (UCV) son el sistema de medida creado por Holmes y Rache para estimar el grado de reajuste social que exige un suceso vital. Se considera que a mayor puntuación en UCV, existe mayor riesgo o probabilidad de desarrollar una enfermedad o de agravamiento de trastornos existentes.
Los sucesos estresantes diarios o cotidianos, aunque suelen ser de menor impacto, también posen gran significado para la salud por ser muy frecuentes.
- Los Hassles son demandas cotidianas irritantes, frustrantes, que producen estrés y malestar emocional: perder o romper cosas, atascos, falta de dinero, discusiones.
- Los Uplifts son satisfacciones o experiencias positivas que podrían amortiguar el estrés: manifestaciones amorosas, recibir buenas noticias.
Los sucesos vitales y el estrés cotidiano que se generan en relación con las ER (diagnóstico, búsqueda de tratamientos, dificultades familiares, laborales, escolares, alteraciones en la convivencia, deterioros, pérdidas), aumentan las probabilidades de agravamiento de dichas enfermedades, o de aparición de otros trastornos asociados a su espectro.
Coping y estilos de afrontamiento del estrés
El coping son los esfuerzos cognitivos y conductuales que realizamos para hacer frente y superar el estrés, así como para manejar las demandas internas y/o externas generadoras de estrés y el estado emocional desagradable relacionado con éste.
Los estilos de afrontamiento son disposiciones personales para hacer frente al estrés. Se han establecido distintas clasificaciones y modelos de estilos:
- Monitoring o sensibilizador: el individuo se mantiene alerta y sensibilizado a toda información relacionada con amenaza; incrementa las reacciones de ansiedad. Ejemplo: buscar noticias o información sobre enfermedades de manera exagerada.
- Blunting, Evitador o Represor: el individuo evita o niega la ansiedad. Ejemplo: negarse a recibir información necesaria sobre la enfermedad o asistir a controles
- Modo Flexible (no Defensivo): se tolera la incertidumbre ante la amenaza. Ejemplo: acudir a consultas y pedir información sobre tratamientos
El coping o el afrontamiento dependen de la evaluación respecto a que pueda o no hacerse algo para cambiar la situación, y de la focalización u orientación de los esfuerzos realizados:
- Afrontamiento focalizado en el problema: se produce cuando la valoración informa que el estrés puede controlarse por la acción sobre la fuente generadora; los esfuerzos se orientan hacia la tarea o situación estresante.
- Afrontamiento focalizado en la emoción: se produce cuando la valoración informa que no puede hacerse nada sobre la situación; los esfuerzos se centran en que la persona cambie el modo de interpretar lo que ocurre para mitigar el estrés.
El hardiness es un concepto relacionado con la resistencia, dureza, orientación optimista al estrés que cada persona puede tener. Implica 3 factores:
- Compromiso: creencia y reconocimiento de los propios valores, metas y capacidades; minimiza la percepción de amenaza ante sucesos estresantes.
- Desafío: tendencia a valorar el estrés no como amenaza sino como un desafío una oportunidad y un estímulo para el desarrollo personal.
- Sensación de control de los eventos externos: confiar en la propia capacidad de control, facilita la adaptación a situaciones estresantes.
Tanto el hardiness como la resiliencia, concepto abordado por la psicología positiva,constituyen variables que conviene desarrollar por ser buenos predictores de la superación de las dificultades relacionadas con la adversidad y las enfermedades.
La modificación de conductas inadecuadas de afrontamiento
Ante una situación estresante, el sujeto puede emitir conductas que le impidan afrontar el estrés, manteniendo su activación y malestar. Puede que no emita las respuestas adecuadas porque no las conozca, pero existe la posibilidad de aprenderlas.
Pese a ello, es posible que el sujeto no pueda aplicarlas en el momento adecuado por dificultades para identificar el contexto, o porque en su pasado las conductas adecuadas no fueron bien aceptadas en su medio. En ocasiones, las respuestas adecuadas ante el estrés pueden estar bloqueadas o inhibidas por emociones que dificultan su aparición.
Para lograr un afrontamiento adecuado del estrés, es fundamental que el entorno socio- familiar aliente y apoye al sujeto y minimice la importancia de fallos o fracasos. En algunos casos, es necesario contar con ayuda especializada.
¿Puede ayudar la terapia psicológica a afrontar el estrés?
Dentro del enfoque multidisciplinar que requieren las ER, la psicología constituye una alternativa terapéutica eficaz para tratar diversos problemas. Los objetivos de intervención de la terapia psicológica de las ER, no son sólo la reducción o alivio de los síntomas, sino también la intervención sobre factores relacionados con el estrés psicosocial y la prevención de sus efectos.
Es conveniente que los destinatarios de la intervención psicológica sean tanto la persona afectada como los miembros de su entorno familiar, según sus necesidades. Dependiendo del caso y de la enfermedad, también se deberá proporcionar la información necesaria a educadores e integrantes del medio socio- laboral, para aclarar dudas y prejuicios. Esto contribuye al desarrollo de las capacidades y a la integración de los afectados, en un clima de respeto y tolerancia hacia la diversidad.
La terapia psicológica también contribuye a favorecer la adherencia al tratamiento farmacológico, para que el paciente se implique de manera activa y responsable en el seguimiento de las pautas de medicación. La intervención psicológica consta de varias fases en las que se desarrollan distintas técnicas para el logro de los objetivos terapéuticos. Es imprescindible la realización de una fase psicoeducativa, en la que el paciente encuentre respuestas a su pregunta “¿qué me pasa?”, y el medio socio-familiar comprenda “qué le pasa”.
Esto posibilita reorientar y modificar las creencias, actitudes y expectativas sobre la enfermedad, así como reajustar las demandas provenientes del medio social, escolar y laboral.
Objetivos de las técnicas para reducir la activación fisiológica
- Reducir el nivel de activación del organismo ante situaciones que facilitan el estrés.
- Disminuir el impacto de las situaciones estresantes sobre el organismo.
- Controlar la activación de órganos relacionados con trastornos o enfermedades.
- Producir cambios fisiológicos, para recuperar el equilibrio del organismo.
Las técnicas de relajación se centran en cambios somáticos y en los niveles percibidos de tensión y ansiedad. Su práctica sistemática puede modificar aspectos fisiológicos y psicológicos de la respuesta de estrés, proporcionando una sensación de bienestar.
¿Cómo se pueden reducir las respuestas de activación fisiológica?
Las respuestas de activación fisiológica (subida o bajada de tensión, taquicardia, sudoración, cefaleas, etc.), dependen de factores orgánicos que se “disparan” ante el estrés. La activación fisiológica puede contrarrestarse a través de técnicas de relajación.
Con la práctica de la relajación se consigue:
- Reducción de la tensión muscular y de la frecuencia e intensidad del ritmo cardíaco.
- Aumento de la dilatación arterial y de la oxigenación.
- Regularización del ritmo respiratorio.
- Disminución de la actividad del sistema nervioso simpático y de la secreción de adrenalina, noradrenalina, colesterol y ácidos grasos en sangre.
- Mejora del sistema inmunológico.
A continuación se enumeran algunos métodos para reducir la activación fisiológica. Existen muchos libros y métodos que pueden guiarnos en su aprendizaje; lo importante es elegir el adecuado y perseverar en su práctica:
Relajación progresiva de Jacobson: posibilita la identificación del estado de tensión de cada parte del cuerpo mediante la contracción – relajación de grupos musculares, para luego relajar estas zonas en momentos de tensión.
Entrenamiento autógeno de Schultz: permite generar por auto sugestión estados propios de la relajación: sensación de calidez, bienestar, calma, etc.
Técnicas de respiración: la respiración adecuada favorece la relajación, pero es poco frecuente en situaciones normales y se acelera en las estresantes. Mejorar la respiración reduce ansiedad, la tensión, la fatiga, y facilita la recuperación. Es una estrategia sencilla para afrontar el estrés y retomar el control. La respiración diafragmático – abdominal, aumenta el volumen de aire inspirado que es retenido y exhalado lentamente.
Estresores internos: pensamientos y creencias activadoras del estrés
Nuestro modo de pensar influirá en el modo en que actuemos ante la realidad. Según las teorías interactivas del estrés, las personas desarrollan distintas respuestas o actitudes ante los mismos estresores, en función de cómo se perciban a sí mismos a la hora de enfrentarlos: si la persona valora que posee recursos y capacidades para afrontar y superar la situación estresante, no la valorará como un daño o una amenaza inevitable sino como un desafío que hay que enfrentar y superar.
Según Aaron Beck, precursor de la psicología cognitiva, el estrés perjudicial coincide con la activación de ciertos pensamientos automáticos o de creencias estables que propician una atención selectiva a los factores negativos y una infravaloración de los propios recursos para enfrentar la adversidad. El contenido y rigidez de estas distorsiones cognitivas sabotean la capacidad de respuesta ante el estrés y aumentan su impacto sobre la salud y calidad de vida. Algunas de las principales distorsiones cognitivas y sus manifestaciones más frecuentes en relación con los procesos de enfermedad son las siguientes:
- Hipergeneralización: a partir de un hecho aislado o de pocas evidencias, se constituye una regla general. «A nadie le importa mi sufrimiento…”.
- Filtrado o abstracción selectiva: se presta más atención a los aspectos negativos, ignorando los positivos. “Realicé mal este trabajo; todo lo hago mal».
- Futurismo: hacer pronósticos sobre hechos sin tener evidencias suficientes. “Me abandonarán cuando sepan lo que tengo”.
- Catastrofismo: exagerar la posibilidad de que ocurran cosas terribles.
- Falacias de control: son dos formas distorsionadas del sentido del poder. O la falacia de control interno: creer que se tiene el control o la responsabilidad de todo cuanto ocurra: «el futuro y la felicidad de mi familia dependen exclusivamente de mi capacidad» o la falacia de control externo: sentirse sin responsabilidad o impotente sobre los hechos y decisiones: «no puedo hacer nada, el destino ha querido que tenga mala suerte en todo lo que intento».
- Falacia del mundo justo: suponer que existen fuerzas incontrolables que administran justicia.«Tengo lo que me merezco; debo asumir mi destino».
- Autoacusación: focalizar las culpas exclusivamente en uno mismo. «Se ha enfermado por mi culpa, yo no la cuidaba lo suficiente».
La fuerza y permanencia de estas distorsiones se debe a distintos factores
-Mecanismos culturales y pautas de educación basadas en la sobrevaloración del éxito, el poder, la perfección, etc.
-La propia historia personal y el estilo de vida familiar , muchas veces excesivamente crítico hacia errores o fracasos.
-Los procesos del razonamiento humano: nuestra mente utiliza muchas veces el razonamiento heurístico, que permite resolver sin pérdida de tiempo problemas y demandas del medio; este proceso»abreviado» es eficiente y adecuado muchas veces, pero otras lleva a producir errores en el procesamiento de la información y distorsiones cognitivas. Darse cuenta de los efectos de las distorsiones cognitivas en un paso importante pero no es lo suficiente para corregir una forma equivocada de pensar.
- Reatribución: analizar qué parte de responsabilidad ante un problema le corresponde a uno, y qué parte a factores externos siempre controlables.
- Coneptualización alternativa: buscar distintas interpretaciones del problema.
- Debatir la evidencia real de las creencias por medio de preguntas y ejemplos.
- Desarrollar una manera de pensar más flexible, objetiva y racional, influirá positivamente en acciones y decisiones futuras, y también en nuestra salud.
Para Albert Ellis, creador de la terapia racional emotiva, existen valores que están relacionados con una manera positiva de ser y de entender la vida, y que deberían desarrollarse porque amortiguan los efectos del estrés. Algunos de los valores y actitudes que se deberían potenciar son:
- Asumir la auto-dirección de la propia vida, sin demandar constantemente el apoyo de los demás, pero aceptándolo cuando es necesario.
- Responsabilizarse por el propio malestar emocional , sin culpar siempre a los demás, para favorecer nuestra autonomía.
- Aumentar la tolerancia a la frustración: concederse el derecho a equivocarse, procurando cambiar o aceptar lo desagradable según las posibilidades reales.
- Flexibilizar reglas, actitudes rígidas, y mantener posturas abiertas al cambio.
- Asumir compromisos creativos, interesarse e implicarse en proyectos sociales.
- Asumir los riesgos que conlleva alcanzar ciertos objetivos, sin obsesionarse y manteniendo el equilibrio entre ser prudentes y ser temerarios.
- Evitar el utopísmo y la elección de procedimientos poco realistas para conseguir el bienestar o para hacer desaparecer totalmente el malestar emocional.
- Admitir que no siempre se obtendrá todo lo que se desea ni se podrán evitar todos los dolores o sufrimientos.
Consideraciones finales
El control y eliminación del estrés
Como en otras problemáticas, la clave para desarrollar estrategias más eficaces para abordar y amortiguar la incidencia del estrés en las ER no está en buscar “la solución perfecta” en cada caso, sino en “humanizar” estos intentos de solución en un clima de respeto, empatía y aceptación de la diversidad.
Muchos de los cambios propuestos para combatir y controlar el estrés están a nuestro alcance y poco a poco podremos conseguirlo, ya sea por nosotros mismos o con las ayudas familiares, profesionales o institucionales que sean necesarias en cada caso. Es cierto que todo cambio personal o ambiental implica una dosis de esfuerzo, pero las mejoras y beneficios que pueden obtenerse en nuestra salud y calidad de vida, bien merecen que al menos comencemos a intentarlo.
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Fuente: “Guía de Apoyo Psicólogico para Enfermedades Raras”, FEDER
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