Psicología del desarrollo infantil
Parte II.
En la entrega anterior, hablamos un poco de los conceptos y propuestas teóricas acerca de la psicología del desarrollo, ahora nos enfocaremos un poco en el desarrollo infantil, siendo ésta etapa en la que se generan mayores cambios y a una gran velocidad, en la vida de un individuo. Las etapas por las que atraviesa un persona desde la concepción hasta la niñez, son las siguientes: Etapa prenatal, perinatal, infancia, preescolar y niñez.
Esa pequeña célula creada por la fusión de un ovulo y un espermatozoide, experimenta numerosos cambios para llegar a convertirse en la pequeña persona que conoceremos al momento del parto. Según (Berger, 2006) hay una serie de transformaciones en la vida del embrión que se dividen en 3 principales períodos:
Período germinal: Desde la concepción hasta la °3 semana, donde las células se multiplican y comienzan a diferenciarse. Con el aumento de las células inicia una división de dos zonas; la externa que dará lugar a la placenta, y la interna que formará al embrión.
Período embrionario: De la °3 a la °8 semana de gestación se forma el embrión, junto con todos sus órganos, corazón, cabeza, brazos, piernas, ojos, nariz y boca… En este período se forma el tubo neural que llegará a convertirse en el sistema nervioso central.
Período fetal: De la °9 semana hasta el nacimiento el embrión ahora se denomina feto, en este período se producirán las más grandes transformaciones de su desarrollo. Dejará de ser un organismo indiferenciado con la formación de sus órganos sexuales. Brazos y piernas se desarrollan cada vez más y se formarán dedos y uñas. Y sus demás órganos se desarrollarán completamente. El sistema nervioso comienza su funcionamiento produciéndose de manera gradual el desarrollo cerebral. Los sistemas respiratorio y cardiovascular, se perfeccionan.
El desarrollo durante este período podría verse amenazado por factores como: la dieta y la edad de la mamá, el seguimiento prenatal y la salud de la madre, el consumo de sustancias como alcohol, tabaco o drogas. El entorno del padre también puede influir en el feto, sin embargo la principal influencia ambiental del bebé en la gestación, proviene de la madre. Todos estos factores pueden ser los causantes de algunos problemas en el desarrollo llamados teratógenos, y alteran la gestación, dependiendo del momento del desarrollo del feto en que estos se presenten.
Llegado el nacimiento del bebé, este es sometido a una evaluación denominada Test de Apgar. Este test se realiza entre el minuto 1 y los 5 minutos del nacimiento y se considera: el color (palido-rosado), la apariencia, el pulso, reflejos, gestos y muecas, la actividad y la respiración del recién nacido.
A partir de ahí comienza el progreso del desarrollo del niño, en aspectos como: Desarrollo físico, cognitivo y social:
Desarrollo físico: El recién nacido trae consigo de forma innata una serie reflejos que garantizan su adaptación al medio, como son el reflejo de succión, el reflejo de deglución y el reflejo de búsqueda. Alrededor de los dos años, el infante pesa cuatro veces su peso al nacer y ha llegado a medir alrededor de 76cm. El crecimiento está regido por una serie de principios, no todas las partes de su cuerpo crecerán en la misma proporción y velocidad. De acuerdo al principio cefalocaudal la dirección del crecimiento va de la cabeza hasta los pies. También, el desarrollo va desde las partes del cuerpo más cercanas al eje corporal hasta las más alejadas; principio próximodistal. De acuerdo al principio de integración jerárquica las habilidades simples se adquieren de forma independiente y posteriormente, se integran para formar habilidades más complejas. Por otro lado, tenemos el principio de independencia de los sistemas, en el que los distintos sistemas corporales crecen en distinta proporción.
Gradualmente el niño va obteniendo mayores niveles de control sobre su capacidad motora: en habilidades motoras gruesas (correr, brincar), y habilidades motoras finas (uso de los dedos para cosas más precisas como ensartar, abotonar, subir un cierre, tomar una cuchara, dibujar, etc.). Así los reflejos comienzan a desaparecer de forma progresiva convirtiéndose en acciones voluntarias, sin embargo, algunos reflejos permanecen toda la vida, como el parpadeo. Por otro lado, la percepción visual también sufre cambios importantes. Alrededor de los 6 meses, un bebé ya ha desarrollado la agudeza visual y alrededor de las 14 semanas la visión binocular, mostrando preferencia por estímulos simples y sobre todo, los rostros humanos. La percepción auditiva también comienza a perfeccionarse, la capacidad de localización del sonido y diferenciación de los sonidos mostrando preferencia por la voz de la madre.
Por otro lado, los bebés cuentan con altos niveles de sensibilidad táctil, además de sensibilidad al dolor. Además en la infancia, los bebés tienen una percepción multimodal es decir combinan los sentidos para explorar su entorno, como lo es llevarse un objeto a la boca y posteriormente reconocerlo visualmente.
Desarrollo cognitivo: El recién nacido viene equipado con capacidades sensoriales, vista, oído, tacto, gusto y olfato. Desde el primer día comienza a recibir estímulos por esos medios.
Piaget, uno de los principales expositores en temas de desarrollo infantil, consideró a los bebés como exploradores activos de la realidad y constructores de su propia inteligencia, al interactuar con su entorno (Palacios, Marchesi y Coll, 1999). Planteó la idea de los estadios del desarrollo. El estadio sensorio motriz lo subdivide así:
Subestadio 1 (0-1 mes): Actividad refleja. Los bebés utilizan sus reflejos innatos para asimilar objetos nuevos y acomodar sus reflejos a los nuevos objetos.
Subestadio 2 (1-4 meses): Aparecen las primeras acciones voluntarias y su repetición, denominadas reacciones circulares primarias, y están centradas en el cuerpo del bebé.
Subestadio 3 (4-8 meses): El bebé aprende de su acción sobre los objetos, llevándolo a la repetición: reacciones circulares secundarias; centradas en un objeto externo. Inicia la imitación de conductas.
Subestadio 4 (8-12 meses): Aparece la conducta intencional, puede coordinar esquemas secundarios, progresa en la imitación adulta, y muestra la denominada permanencia del objeto.
Subestadio 5 (12-18 meses): El bebé inventa variaciones de sus acciones sobre los objetos, y métodos de ensayo y error, y así observar las consecuencias de sus actos; reacciones circulares terciarias.
Subestadio 6 (18-24 meses): Inicio del pensamiento como tal; el niño es capaz de ensayar mentalmente acciones antes de llevarlas a cabo de forma real, gracias a la interiorización de los esquemas a nivel mental o creación de símbolos. Además realiza imitaciones diferidas. Comienzo del juego simbólico.
Alrededor de los 6 meses, la memoria puede perdurar hasta seis semanas más tarde. En la infancia la memoria aún es bastante frágil y se refiere a hechos y situaciones muy sencillas.
Otra de las grandes competencias de un bebé es la adquisición del lenguaje. Aproximadamente a los 3 meses aparecen los primeros sonidos guturales. A los 6 meses inicia el balbuceo y la capacidad de señalar. Entre los 8-9 meses pueden producir protopalabras (con intencionalidad). A los 12 meses pronuncian sus primeras palabras. Entre los 12 y 18 meses han adquirido las primeras 50 palabras y el uso de estrategias fonológicas. Entre los 18 y 24 meses aumenta el vocabulario y los niños son capaces de producir sus primeras oraciones simples.
Desarrollo social y de la personalidad: La interacción social del recién nacido se da a través de las emociones más básicas. Para el el desarrollo socio-afectivo del bebé será muy importante la formación de vínculos de apego con sus cuidadores de acuerdo a las siguientes fases (Palacios, Marchesi, y Coll, 1999):
0 a los 3 meses: predisposición del niño por los miembros de su especie, aunque aún no manifiesta preferencia entre éstos.
3 a los 6 meses: preferencia por los adultos que lo cuidan, aunque sin rechazo a los desconocidos.
6 a los 9 meses: clara preferencia por las figuras de apego, expresada con protesta ante la separación y alto rechazo a los desconocidos.
9 a los 12 meses: cierta independencia de las figuras de apego y reactivación de la protesta ante la separación en situaciones críticas.
Ainsworth (1978) con la teoría del apego, clasificó a los niños con 3 tipos de apego:
Apego seguro: el niño explora el ambiente en presencia de la madre, muestra ansiedad (aunque no intensa) ante la separación, y bienestar ante el reencuentro.
Apego ansioso-ambivalente: el que el niño es incapaz de explorar el ambiente en presencia de la madre, muestra altos niveles de ansiedad ante la separación, reacciones ambivalentes ante el reencuentro y gran dificultad para ser consolados.
Apego ansioso-evitativo: el niño explora el ambiente, presenta nula o escasa ansiedad ante la separación y evitación de la madre en el reencuentro.
Posteriormente se encontró un cuarto tipo de apego, el apego desorganizado con altos niveles de desorientación y conductas contradictorias.
Es importante considerar que todos los niños poseen diferencias individuales y que no necesariamente adquieren la habilidades del desarrollo al mismo tiempo y en la misma magnitud.
Continuaremos con la tercera parte de este artículo en la siguiente entrega.
Fuentes.
Berger, K.S. (2007). Psicología del desarrollo: Infancia y adolescencia. Madrid: Panamericana.
Papalia, D.E., Olds, S.W. y Feldman, R.S. (2001). Desarrollo humano. Bogotá: McGraw Hill.
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