¿Qué es la neuropatía periférica?
El sistema nervioso periférico (SNP) es la red de nervios que se encuentra fuera del sistema nervioso central (formado por el cerebro y la médula espinal) y cuyo trabajo consiste en transmitir señales sobre sensaciones físicas desde la periferia hasta el cerebro.
Cuando estos nervios funcionan mal, porque están dañados o destruidos, estamos ante una neuropatía periférica.
El SNP incluye diferentes tipos de nervios con sus propias funciones específicas; algunos tipos son:
- Nervios sensoriales (responsables de transmitir sensaciones, como dolor y tacto).
- Nervios motores (responsables de controlar los músculos).
- Nervios autónomos (responsables de regular las funciones automáticas del cuerpo, como la presión arterial y la función de la vejiga).
La neuropatía periférica puede afectar a un grupo de nervios o a los tres en conjunto. En cualquier caso, cuando se produce una neuropatía periférica se interrumpe el funcionamiento normal de los nervios, de modo que estos pueden enviar señales de dolor cuando no hay nada que lo cause, o pueden no enviar una señal dolorosa incluso si algo está causando daño.
Esta afectación nerviosa puede ser debida a una herida, a una enfermedad sistémica, a una infección o a un trastorno hereditario.
Síntomas de la neuropatía periférica
Los síntomas de la neuropatía periférica varían según el tipo de neuropatía.
Neuropatía sensorial
La neuropatía sensorial puede mostrar los siguientes síntomas:
- Hormigueo y entumecimiento.
- Sensación de alfileres y agujas e hipersensibilidad.
- Aumento de dolor o incapacidad para sentir dolor.
- Pérdida de la capacidad de detectar cambios de temperatura.
- Pérdida de coordinación y propiocepción.
- Dolores ardientes o punzantes, que pueden empeorar por la noche.
La neuropatía sensorial también puede causar úlceras en los pies y las piernas, infección y gangrena.
Neuropatía motora
La neuropatía motora afecta los músculos y muestra los siguientes síntomas:
- Debilidad muscular, lo que provoca inestabilidad y dificultad para realizar pequeños movimientos.
- Pérdida de masa muscular.
- Espasmos musculares y calambres.
- Parálisis muscular.
Si los nervios autónomos se ven afectados, puede haber problemas vegetativos relacionados con la sudoración, la tolerancia al calor, el funcionamiento intestinal o la vejiga; además de los cambios en la presión sanguínea, que pueden causar mareos.
Hay que tener en cuenta que, en ambos casos, estos síntomas también pueden indicar otras afecciones, de ahí la importancia de informar al médico sobre todos los síntomas percibidos en caso de acudir a consulta.
Causas de la neuropatía periférica
Muchos tipos de neuropatía son idiopáticos (de causa desconocida), pero existen varias afecciones que pueden desencadenarlas. Así, la diabetes es la causa más común de neuropatía periférica crónica, dado que los niveles altos de azúcar en sangre lesionan los nervios.
Otras afecciones y lesiones potencialmente causales, incluyen:
- Enfermedad renal crónica: si los riñones no funcionan normalmente, el desequilibrio de sales y productos químicos resultante puede causar neuropatía periférica.
- Lesiones musculo-esqueléticas: huesos rotos y escayolas apretadas pueden ejercer presión directamente sobre los nervios y dañarlos.
- Infecciones: el herpes zóster, la infección por VIH , la enfermedad de Lyme y otras pueden causar daño a los nervios.
- Síndrome de Guillain-Barré: este es un tipo específico de neuropatía periférica desencadenada por una infección vírica.
- Algunos trastornos autoinmunes: especialmente la artritis reumatoide y el lupus eritematoso sistémico (LES).
Otras causas que puede dar lugar a de neuropatía periférica, podrían ser:
- Consumo excesivo de alcohol.
- Algunos medicamentos (como los quimioterápicos y el tratamiento para el VIH).
- Deficiencia de ciertas vitaminas (como la vitamina B12, la B1, la B6 y la E).
- Ingestión de venenos y tóxicos, como insecticidas y disolventes.
- Algunos tipos de cáncer, incluidos el linfoma y el mieloma múltiple.
- Enfermedad crónica del hígado.
Además, los trastornos de los vasos sanguíneos pequeños pueden reducir el suministro de sangre a los nervios, lo que provoca daños en el tejido nervioso. Los neuromas (tumores benignos que afectan al tejido nervioso) también pueden causar dolor neuropático.
Tratamiento de la neuropatía periférica
El tratamiento para la neuropatía periférica depende de los síntomas y la causa subyacente. Solo algunas de estas causas son tratables; por ejemplo, en caso de la diabetes, puede colaborarse a mejorar los síntomas de la neuropatía al mantener un buen control del nivel de azúcar en la sangre, dejando de fumar y reduciendo el consumo de alcohol.
El dolor nervioso se puede tratar con medicamentos, los llamados “agentes de dolor neuropático”. Los analgésicos estándar, a menudo, son ineficaces.
Otros síntomas asociados con la neuropatía periférica pueden necesitar tratamiento individual. Por ejemplo, el tratamiento de la debilidad muscular puede implicar tratamiento fisioterápico y el uso de ayudas para caminar.
A muchas personas les puede aliviar la estimulación nerviosa electrónica transcutánea (TENS). En esta terapia no invasiva y libre de medicamentos, se colocan electrodos en la piel para enviar pequeñas cantidades de electricidad. El objetivo de este tratamiento es evitar que los nervios transmitan señales de dolor al cerebro por interrupción del flujo nervioso gracias a estas descargas.
Por otra parte, cabe destacar que muchas personas han encontrado alivio para la neuropatía periférica a través de otros abordajes alternativos como la quiropraxia, la acupuntura o el masaje. Además, la meditación y el yoga también pueden ser de gran utilidad para aliviar los síntomas. El ejercicio moderado y regular, por último, puede también ayudar a disminuir estas incomodidades.
Eva Maria Rodríguez
Fuente: http://bit.ly/2Wa6i1v
Comentarios recientes