¿Quieres ser más proactivo?
Manejar tu vida como tú quieres y sentirte responsable de tus acciones en lugar de dejarte llevar por los acontecimientos externos es lo que te hace crecer.
La proactividad conlleva un diálogo interno positivo con nosotros mismos, una respuesta madura, bien pensada, coherente y con sentido común, con autocontrol desde nuestra libertad de acción y elección. En definitiva, la proactividad es la conducta que ejercemos en función de nuestras decisiones tomadas con calma, cordura y prudencia. Por el contrario, la reactividad consiste en ejercer nuestra conducta en función de los acontecimientos externos. En este caso, son las demás personas y las circunstancias del momento las que deciden por nosotros.
Así, las personas proactivas se ocupan pero no se preocupan, son generadoras de energía positiva y, como consecuencia, cada vez amplían más el círculo de su influencia mientras se reduce el de sus preocupaciones. Y las reactivas se preocupan pero no se ocupan, se descargan a sí mismas de energía positiva a los demás. Y para colmo, generan energías negativas. Por eso las preocupaciones, los miedos y las angustias llegan a reducir al mínimo su círculo e influencia.
Solo actuando desde la libertad interior de acción, eligiendo voluntaria e independientemente la forma de responder ante las personas y los acontecimientos, ocupándonos en lugar de preocupándonos, es posible el crecimiento personal.
Fortaleza de espíritu
La proactividad es tónica y corre pareja, al optimismo vital, a una vida saludable y coherente, a una alta estima, entusiasmo, extroversión, seguridad y fortaleza de espíritu. Es la característica que define a las personas maduras, autorrealizadas y cuyas vidas se orientan a construirse a sí mismas, poniéndoselo fácil a la felicidad, con la que se llevan de maravilla. En cambio la reactividad es tóxica y camina junto al pesimismo, el descontento y el lamento constante, la baja estima, la preocupación, la dependencia, la introversión, la inconstancia y el hacer problema de todo. No es compañera habitual de una vida saludable, de la fortaleza de espíritu y el disfrute de lo cotidiano. Las personas reactivas no están al mando de sus vidas; son los demás y las circunstancias quienes los gobiernan, y por eso son ellas mismas su mayor problema, poniéndoselo extremadamente difícil a la felicidad.
La proactividad
Para las personas que se sienten proactivas y deseen comprobar en qué medida lo son, ofrecemos un «retrato robot», en el que señalamos las características que más y mejor los definen:
- Sus acciones están orientadas básicamente al propio crecimiento personal.
- Demuestran autonomía, independencia de criterio, dominio de sí mismas.
- Domina en su carácter, la sociabilidad, la extroversión y mantienen buena comunicación con los demás.
- Les define la autenticidad, la verdad, la fidelidad a sí mismas y la honradez.
- Manifiestan inicativas conscientes, valentía y capacidad de riesgo de forma razonada y prudente.
- Se sienten dueñas y responsables de su propia existencia.
- Sus actitudes se caracterizan por «ser solución», desbloqueantes, inteligentes y hábiles, centradas en resolver problemas y conflictos.
- Desarrollan conductas programadas y elegidas en función de las decisiones tomadas.
- Mantienen el buen humor, optimismo vital activo y entusiasmo ante las adversidades.
- Muestran un clima interior sosegado y una calma psicofísica y mental.
- La paz y el sentido común guían sus pasos.
La reactividad
La contrapartida son las características reactivas:
- Sus acciones están orientadas al «intentar ser», al aparentar, a causar buena impresión y a «tener».
- Desarrollan autocompasión y sentimientos de dependencia, miedo, frustración e inseguridad.
- Manifiestan introversión, problemas en las relaciones con los demás, aislamiento social.
- Muestran incoherencia, falsedad, malas formas y engaño, actitudes subrepticias y de traición.
- Son los demás, las circunstancias y su enemigo interior quienes programan su vida.
- Desarrollan «actitudes barrera», bloqueantes, paralizantes y falta de sentido común, de prudencia y de sentido de la medida.
- Tienen mal carácter, les falta sentido del humor, de entusiasmo y de alegría de vivir.
- Manifiestan escasa o nula empatía y capacidad para ponerse en el lugar de los demás, comprenderles, dialogar, negociar y llegar a acuerdos satisfactorios para ambas partes.
- Su clima interior es desapacible, inconsistente, en permanente estado de alerta, amenazante y condicionado por los miedos. La irascibilidad y violencia o las actitudes depresivas y catastrofistas guían sus pasos.
Ejercicio práctico
Si quieres ser una persona proactiva, lleva a tu vida las virtudes que definen a las personas optimistas vitales activas, cuyo «círculo de preocupación», bloqueante autodestructivo, se reduce a la mínima expresión. Las personas tóxicas en realidad son débiles y poco capaces, y por eso se les acumulan los problemas, mientras que las tónicas les va mejor, porque centran sus fuerzas en encontrar soluciones con entusiasmo, y antes o después lo consiguen.
¿Cómo quieres ser tú?
Fuente: Bernabé Tierno, Psicología Práctica, pag 24 y 25, vol. 163.
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