3 cosas que aprendí al convivir con mi oscura carcelera, la depresión
La depresión me empequeñeció hasta meterme en los oscuros recovecos de una caracola. Desde allí, escuchaba el rumor del mundo en la lejanía pesada de mi soledad. Percibí incluso el murmullo de quien me juzgaba por ser débil, de quien me decía eso otro de que “me animara, que la vida son dos días”. Sin embargo, mi depresión duró cinco años, tiempo suficiente para...
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