Tareas para superar el duelo
En la coyuntura de la pandemia debida a la Covid-19, son muchas las personas que se ven forzadas a afrontar la dolorosa experiencia de la muerte de un ser querido y el consiguiente cometido de atravesar las duras tareas inherentes al duelo.
Tareas para superar el duelo ¿Qué es el duelo?
La muerte forma parte de la vida, no obstante, aunque tengamos la convicción racional de nuestra condición de seres finitos, es un acontecimiento que por lo general suele cogernos desprevenidos y nos ocasiona un sufrimiento profundo. Si la muerte nos arrebata a un ser querido, siempre aparecerán sentimientos de dolor y de pérdida así como la inevitable necesidad de atravesar un proceso con unas determinadas tareas a realizar para superar el duelo.
Este sufrimiento no tiene por qué ser patológico, aunque con relativa frecuencia puede serlo. Estudios realizados en 2019, (anteriores a la pandemia) indicaban que entre un 10% y un 12% de las personas desarrollaban un duelo complicado o patológico. Sin embargo, las numerosas muertes producidas por Covid-19 están provocando un porcentaje muy superior de duelos patológicos debido a las condiciones dramáticas y estresante en que se producen.
El duelo es un proceso psicológico que ocasiona en la persona superviviente varias reacciones a nivel emocional, conductual, fisiológico y social, inherentes a la pérdida de un ser querido. En términos de la Terapia Gestalt se considera al duelo como un proceso de ajuste creativo natural y adaptativo que experimenta la persona superviviente respecto al entorno en ausencia del ser querido.
El duelo no afecta únicamente a las pérdidas por muerte, sino también a otro tipo de perjuicios como quedarse sin empleo, una ruptura de pareja, o cualquier otro proceso que suponga un cambio evolutivo importante.
«Nunca terminamos de llorar una pérdida significativa. Nunca la olvidamos, siempre queda en nuestro recuerdo»
Clotilde Sarrió
Las 5 fases del duelo de Kübler-Ross
Elisabeth Kübler-Ross, médico psiquiatra, publica en 1969 el libro Sobre la muerte y los moribundos: Alivio del sufrimiento psicológico (On Death and Dying), una obra en la que enumera y describe las conocidas cinco fases del duelo.
Fases del duelo:
- Negación y aislamiento.
- Negociación y ritual.
- Rabia.
- Tristeza.
- Aceptación.
Durante mucho tiempo se ha conferido un rango de autoridad académica y clínica a estas fases, en un intento de explicar el periodo de tiempo –de gran turbulencia emocional— vivido por la persona desde el momento en que muere un ser querido hasta que se consigue acepta este suceso.
Sin embargo, George A. Bonanno, investigador pionero en el campo del duelo y el trauma profesor de psicología clínica en el Teachers College de la Universidad de Columbia, EE. UU), en su libro de 2009 The other side of sadness: what the new science of bereavement tells us about life after a loss (La otra cara de la tristeza: lo que la nueva ciencia del duelo nos dice sobre la vida después de una pérdida), tras corroborar sus conclusiones con numerosos estudios científicos, afirmó que no había evidencia para apoyar la teoría de Kübler-Ross.
Las tareas del duelo de Worden y Terapia Gestalt
William Worden, en 1982 propuso un modelo de 4 tareas a realizar por quienes han sufrido la muerte de un ser querido, a fin de integrar y elaborar el duelo a nivel emocional.
Con la denominación de “tareas”, Worden sitúa a la persona superviviente en una posición activa al tener unas tareas que realizar para superar el duel y no pasiva como sucede en las fases de Kübler-Ross.
Estas son las tareas de Worden:
- Aceptar la realidad de la pérdida.
- Experimentar y elaborar el dolor tras la pérdida.
- Adaptarse al entorno en el que falta el difunto.
- Encontrar una conexión y mantener un vínculo continuo con lo que perdemos.
1- Aceptar la realidad de la pérdida
A muchas personas les cuesta hablar de la muerte, y evitan emplear este término en un intento por eludir —y también ignorar como negación de la realidad— un evento inevitable. Es por ello que al entablar cualquier relación con la muerte —incluso sólo en conversaciones— muchos no saben como comportarse e incluso rehúyen utilizar la palabra que expresa la pérdida de la vida.
En un primer momento, la noticia de la muerte de un ser querido suele causar una perturbación del estado anímico acompañada de incredulidad. En este sentido podríamos equiparar la incredulidad como una negación a aceptar la dura realidad.
Esta situación, en términos de Terapia Gestalt, se contempla como un ajuste creativo o la única forma en que el superviviente es capaz de enfrentarse a la muerte del ser querido, al menos en esos momentos, pues es tan grande el dolor que la realidad de la pérdida resulta muy difícil de asimilar y aceptar.
No es nada fácil dejar de ver al ser querido, tampoco es fácil convivir con el vacío que deja y asumir que la vida nunca será la misma. Todo cambia en un abrir y cerrar de ojos..
La aceptación se encuentra relacionada con la “teoría paradójica del cambio” de Arnold R. Beisser basada en la toma de consciencia de uno mismo. Sólo puede aceptarse la muerte del ser querido cuando la persona es plenamente consciente de la realidad y aprende a convivir con esa ausencia. Sólo cuando la persona es consciente de lo que es y lo acepta, podrá hacer los cambios necesarios para continuar con su vida.
Para superar esta tarea de aceptación se necesita tiempo, un tiempo que variará en duración según cada caso y persona.
La celebración de los rituales inherentes a la tradición del funeral según la costumbre de cada colectividad, favorecen la aceptación. Sin embargo, los funerales que se han podido celebrar en la pandemia, distan mucho de los tradicionales ya que sólo está permitida la asistencia de las personas más allegadas y en un número determinado. Es por ello que quienes no pueden asistir al funeral, necesitarán legitimar la realidad de la muerte manifestando externamente su dolor de una forma creativa distinta de la habitual en estos casos.
2- Experimentar y elaborar el dolor tras la pérdida
Experimentar el dolor por una pérdida significa permitir, reconocer, expresar y no rechazar toda una amplia gama de emociones, sentimientos —llanto, tristeza, dolor, ira, miedo, ansiedad, culpa, desconsuelo…etc.— y pensamientos que surgen como consecuencia de la propia pérdida.
Permitir estas emociones, sentimientos y pensamientos ayuda a la elaboración o transformación del duelo. Además, se trata de manifestaciones normales, adecuadas y adaptativas a la situación que se está viviendo.
Como ya se ha dicho en el anterior apartado, las costumbres, los rituales sociales, culturales y religiosos en los funerales y en los servicios conmemorativos, también ayudan a la evocación y expresión del dolor.
3- Adaptarse al entorno en el que falta el difunto
En esta tarea, y en términos de Terapia Gestalt, también se realiza un “ajuste creativo” al tener que adaptarse el superviviente a la realidad de que el ser querido ya no se encuentra físicamente presente en su vida. Se trata de otra de las tareas para superar del duelo.
Las tareas para superar el duelo que se realizan, son adaptaciones creativas tanto a nivel interno —con uno mismo— como externo —relaciones interpersonales—. Es decir, tan necesario es la propia ayuda como la que se busca en el exterior a través de personas de confianza. En este sentido, puede resultar paradójico que las necesidades de la persona sean de aislamiento en unas ocasiones y en otras de contacto social.
Es indiscutible que el apoyo o ayuda externa es fundamental a la hora de transitar el duro camino que conlleva el duelo. Sin embargo, son también necesarios los momentos de aislamiento para digerir, asimilar y encontrar significado a la pérdida.
A medida que el superviviente se va ajustando a la pérdida de la parte de uno mismo vinculada con el ser querido que ha muerto, los límites que encuadran la propia entidad como ser, así como los roles, se irán también ajustando y cambiando. En este sentido, deberán habilitarse nuevas habilidades a fin de asumir roles diferentes como una de las tareas a realizar para superar el duelo.
4- Encontrar una conexión y mantener un vínculo continuo con lo que perdemos
Sigmund Freud en el Epistolario que publicó su hijo Ernst Freud en 1960, escribió el siguiente pasaje a un amigo cuyo hijo acababa de morir:
“Aunque sabemos que después de tal pérdida la etapa aguda del duelo remitirá, también sabemos que permaneceremos inconsolables y nunca encontraremos un sustituto. No importa lo que pueda llenar el vacío, incluso si se llena por completo, sigue siendo algo más. Y en realidad así es como debería ser. Es la única forma de perpetuar ese amor al que no queremos renunciar”
Es necesario, a pesar del vacío que deja la ausencia del ser querido, darse cuenta de que hay otros vínculos y otras personas a las que se puede amar y también ser amados por ellas.
Se puede volver a amar a otra persona (en el caso de perdida de la pareja) sin dejar por ello de ser desleal ni olvidar a la persona fallecida. La conexión establecida con la persona perdida siempre se mantendrá en el recuerdo. Será un recuerdo triste, sí, pero cada vez menos desgarrador y doloroso como al principio de la pérdida.
Conseguir que el recuerdo tenga la connotación positiva de mantener un vínculo continuo con la persona que perdemos, es una muestra de que las tareas del duelo se han desarrollado de un modo saludable, adaptativo y creativo.
Al completar esta tarea del duelo, el superviviente puede reconocer cómo la experiencia, si bien ha supuesto un dolor, también le ha permitido adquirir un cambio, un aprendizaje y una sabiduría.
Las tareas para superar el duelo no tienen por qué suceder en el orden establecido y no todas las personas viven de la misma forma la muerte de un ser querido.
Clotilde Sarrió
Fuente: https://www.gestalt-terapia.es/tareas-para-superar-el-duelo/
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