20 Consejos para armonizar cuerpo y espíritu
La vitalidad se alcanza con acciones positivas
Aunque no siempre es sencillo, modificar algunos hábitos nos permitirá establecer una nueva relación, no solamente con nuestro organismo, también con nuestro espíritu. Aquí, algunas recomendaciones sencillas y útiles de David Servan-Schreiber.
A los 31 años, este médico francés se hallaba en la cima de su desarrollo profesional; era un gran investigador en neurociencias en la Universidad de Pittsburg cuando tuvo que hacerle frente a la aparición de un tumor cerebral: tenía cáncer. Tras recibir tratamiento se curó, pero al poco tiempo la enfermedad reapareció. Finalmente, David sí logró recuperarse totalmente.
A lo largo de su trayectoria terapéutica llegó a la conclusión de que nuestro organismo posee sus propios mecanismos para sanar. Plasmó sus hallazgos en el libro Anticáncer. Prevenir y vencerlo estimulando nuestras defensas naturales (Diana, 2009). «Aquí está el origen de estos 20 consejos. ¡Espero que les sean de gran ayuda!».
EN LA MESA
1.- Cocinar al modo de antes.
Optar por un plato principal que se parezca a los de antaño: 80 por ciento de leguminosas y de verduras, y a lo sumo 20 por ciento de proteínas animales. Justamente lo contrario del filete acompañado de papas fritas, con una hoja de lechuga que sirve sólo de adorno.
2.-Mezclar las verduras.
El brócoli es un gran agente anticancerígeno y contribuye a desintoxicar el organismo, pero su efecto es mucho más eficaz si se combina con ajo o cebolla. un hábito que nos conviene: añadir estas hortalizas a nuestros platos.
3.- Comer orgánico.
En la medida de lo posible, ésta es una práctica que debe procurarse. Pero también hay que recordar que es mejor ingerir brócoli con algunos residuos de pesticidas, que no comer nunca éste u otro vegetal.
4.- Condimentar los platos.
La cúrcuma (curry) resulta un gran antiinflamatorio natural. Se puede añadir a casi todos los platos y a las vinagretas.
5.- Evitar las papas.
Su almidón incrementa el nivel de azúcar en la sangre. Además están tan plagadas de pesticidas que los agricultores que conozco nunca las comen.
6.- Preferir pescado.
Lo conveniente: tres veces por semana-boquerones, sardinas, macarela y anchoas, que contienen menos mercurio que los pescados grandes, como el atún. Evitar el pez espada, así como el pargo pluma, prohibidas para las embarazadas en Estados Unidos por traer contaminantes.
7.- Huevos de calidad.
Preferir los «Omega 3», si no es posible, evitar consumir la yema. Debido a que las gallinas comen esencialmente soya y maíz, sus huevos contienen 20 veces más Omega 6 pro inflamatorio en vez del Omega 3, el cual resulta bueno para la salud.
8.- Cambiar de aceites.
Los óleos de colza y de oliva son excelentes para la cocina y las vinagretas. Los de soya, maíz o girasol debe evitarse, ya que son demasiados ricos en Omega 6.
9.- Pensar verde.
Tomillo, orégano, albahaca, romero, menta… todas las hierbas mediterráneas son de gran beneficio para la salud. Además del placer para el paladar, nos aportan numerosos antioxidantes e incluso agentes anticancerígenos. Incluirlas en las recetas de forma regular.
10.- Vivir «integralmente»
Elegir de preferencia harinas integrales y mezcladas, y consumirlas orgánicas, ya que los pesticidas suelen permanecer en la cáscara de los granos. Olvidarse de las harinas blancas en la medida de lo posible y cocinar las pastas «al dente» como los italianos, para así evitar el incremento de azúcar en nuestro sistema circulatorio.
11.- Reducir el azúcar.
No comer postre ni ingerir refrescos o jugos endulzados sistemáticamente. Evitar todos los productos que se mencionan en el paquete que contiene azúcar en cualquiera de sus variantes. En vez de ello, consumir frutas a menudo. Y, para cuando queramos darnos un gusto, como postre pensar en el chocolate negro, que contiene más de 70 por ciento de cacao.
- Beber tres tazas de té verde.
Esta hierba es rica en compuestos antioxidantes, por lo que se recomienda ingerirla de forma regular, en bebidas frías o calientes y de preferencia no junto con las comidas.
13.- No actuar de forma intransigente.
Lo que importa y lo que hay que modificar son los hábitos básicos, no los pequeños placeres que nos damos ocasionalmente.
EN EL DÍA A DÍA.
- Darse tiempo para caminar.
Practicar media hora de trote o el equivalente al día. Basta con invertir 15 minutos para ir a la oficina y regresar andando, o bien con sacar a pasear a nuestro perro, quien es buen compañero. Hay más oportunidades de mantener una actividad cuando se disfruta.
- Exponerse al sol.
Al menos 20 minutos al día, sin bloqueador solar (pero sin llegar a quemarse). O bien, consultar al médico acerca de nuestro nivel de vitamina D en la sangre, y de la posibilidad de tomar este componente vía oral.
16.- Evitar lo tóxico.
Utilizar productos de limpieza orgánicos. No calentar líquidos en recipientes de plásticos y preferir los cosméticos sin conservadores. Olvidarse de los pesticidas. Filtrar el agua. Alejar el celular del cuerpo al hablar.
17.- Contactar al menos dos amigos.
Pedir su ayuda durante los períodos difíciles, aunque sólo sea por Internet o vía telefónica. Si éstos son cercanos, no dudemos en abrazarlos más a menudo.
18.- Aprender un método simple de relajación.
Por medio de la respiración, liberar la presión cuando nuestra vida nos parece obstruida.
19.- Dedicar tiempo a uno mismo.
Asegurarse de realizar diariamente una actividad o una cosa que realmente nos guste, sin importar que hacerlo nos «quite» mucho tiempo.
20.- Colaborar con nuestro entorno.
Encontrar algo para realizar beneficios de nuestra comunidad, y comprometernos realmente con ello.
Fuente: Psichologies, David Servan-Schereiber, pags 80 a 83, No. 24.
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