Cómo hablar con los niños y adolescentes sobre las enfermedades y la muerte
Cuando los niños se enfrentan a la muerte de un ser querido o a una enfermedad, tanto si la sufren ellos mismos como uno de sus familiares, tienen dificultades en expresar y manejar sus pensamientos y sentimientos.
Frecuentemente, manifiestan su vulnerabilidad emocional a través de cambios de conducta: retraimiento, silencio, conductas regresivas, miedos nocturnos, problemas en la escuela, agresividad, enuresis, realizando juegos relacionados con el suceso…
El niño tendrá necesidades especiales dependiendo de las diferentes edades.
Niños entre 1 y 5 años
Se ve muy afectado por los cambios en su ambiente y sobre todo cuando se produce una separación del cuidador principal. Este grupo responde especialmente al incremento de la atención y la escucha:
- Aumento del contacto físico (abrazos, besos, caricias).
- Explicaciones tranquilizadoras.
- Escuchar sus temores atentamente.
Niños entre 5 y 11 años
Este grupo suele presentar conductas agresivas (succionarse el dedo, comportamientos exagerados de apego, gimoteos, actitudes agresivas, resistencia a asistir al colegio, negarse a realizar actividades a las que previamente eran aficionados, etc. Este grupo responde a:
- Incremento de la atención.
- Apoyo para volver a la normalidad de la vida cotidiana.
- Información sobre lo que está ocurriendo en un lenguaje acorde a su edad y desarrollo.
- Motivación para que manifieste sus sentimientos en un lenguaje acorde a su edad y desarrollo.
Pre-adolescentes entre 11-14 años
En esta etapa los niños sienten un gran apego por amigos y otros grupos iguales. Este grupo está más capacitado para elaborar la información y entender la situación. En este periodo los niños responden a:
- Información directa, honesta y clara.
- Permitir temporalmente una disminución en las expectativas familiares con relación a las tareas en casa y escuela.
- Facilitar que hable y exprese sus sentimientos.
- Reforzar la actividad física.
- Apoyar la implicación en actividades con los demás.
Adolescentes entre 14-18 años.
Los adolescentes se encuentran más vinculados con sus amigos y grupos de pares, tenderán, por lo general, a expresarse más abiertamente con ellos. Sus reacciones pueden pasar por el enfado con los adultos, la depresión y el aislamiento. Pueden actuar de manera irresponsable, rebelde y exigente.
En este período los adolescentes necesitan:
- Información clara sobre la situación de crisis.
- Hablar sobre sus pensamientos, sentimientos, miedos, frustraciones, expectativas.
- Estimulación para retomar las actividades habituales con sus amigos.
- Motivación para integrarse en la comunicación familiar.
*Este grupo de edad también se beneficia de la realización de rituales simbólicos asociados al trauma (dibujos, poesías, collages de fotos…). Se puede reforzar al adolescente a que cree su propio ritual.
Cómo hablar de la enfermedad con los niños
- Buscar un momento en el cual el niño se sienta cómodo y seguro.
- Normalizar la enfermedad en el seno familiar favorecerá la percepción de seguridad en el niño y de no estar viviendo una situación «catastrófica».
- Si son los padres los que hablan con el niño, conviene disponer de suficiente información sobre la enfermedad y preparar previamente algunas explicaciones sencillas.
- La información que se aporte y la forma de comunicación debe ser acorde a la edad, madurez y nivel de desarrollo del niño.
- Hacerle saber y sentir que se le quiere, respeta y que se le aportará seguridad física y emocional.
- Dirigirse a él siempre de una manera clara, honesta y directa.
- No mentir cuando el niño formule preguntas sobre su propia enfermedad o sobre la de algún familiar. Ocultar la verdad hace sentir al niño aislado y defraudado por sus seres queridos.
- Observar las reacciones del niño durante la conversación. Preguntarle sobre sus sentimientos y empatizar con sus miedos, inseguridades y tristeza.
- Hablar despacio dejando que el niño asimile la información. Si la información es compleja o muy emotiva, fraccionarla en el tiempo.
- Indagar sobre la información de la que dispone y desmentir estereotipos, estigmas, percepciones alteradas, etc. sobre la enfermedad.
- Centrarse en el presente sin anticipar fases futuras o posibles cambios en la enfermedad.
- Ampliar la información a medida que el niño la demande o se prevean variaciones inminentes.
- Tener una comunicación fluida con los profesionales médicos, facilitará cuándo y cuánta información compartir con el niño.
- Si se le ve angustiado o muy confundido, posponer la conversación para otro momento en el que el niño se encuentre más receptivo y sereno.
- Ayudarle a confiar en los profesionales médicos y a formular sus propias preguntas cuando no entienda algo. El niño, incluso podrá preparar su lista de consulta antes de las citas médicas.
- Los niños de preescolar necesitarán menos detalles e información que niños mayores. En estas edades atienden a los signos de la enfermedad que ellos pueden ver (aparatos ortopédicos, respiradores, deformidades) o manifestaciones conductuales llamativas (lloros, gritos, movimientos extraños).
- Los niños mayores inquieren sobre los detalles más especificos y hacen más preguntas. Suelen realizar preguntas directas. Es importante contestar las preguntas de una manera honesta y tranquilizadora, estando atentos a sus sentimientos y a las preocupaciones y miedos que puedan surgir.
- Es necesario examinar el conocimiento que el adolescente tiene sobre la enfermedad ya que puede tener información distorsionada o errónea facilitada por amigos u otros pares.
- El diálogo con los adolescentes debe realizarse dentro de un espacio comunicativo, abierto y felixible donde se puedan exponer ambos puntos de vista.
- Favorecer que el adolscente se sienta útil en el proceso de la enfermedad de un familiar, involucrándole en tareas, pidiéndole su opinión en la toma de desiciones o su colaboración en alguna otra faceta, sin imposiciones ni sobrecarga de responsabilidades.
- Por lo general, los adolescentes se sienten más comodos hablando de sus problemas con otros jóvenes de su edad.
- Ponerle en contacto con grupos de apoyo, asociaciones, grupos de internet u otros similares, puede favorecer la comunicación con afectados de su edad con los que compartir experiencias.
- Si el hermano está hospitalizado, reforzar al niño a que se involucre en actividades de ayuda y ocio con el hermano enfermo (jugar juntos, llevarle cuentos, servirle la comida…).
Cómo hablar de la muerte con los niños
- Nunca se debe mentir a un niño. El niño tarde o temprano, terminará conociendo la verdad y no siempre de la manera más adecuada. Cuando ésto ocurre el niño se siente engañado y defraudado por las personas a las que más quiere y en quienes confía.
- Adecuarse a la edad y desarrollo del niño, hablarle de la manera más apropiada a su nivel de comprensión.
- En estos momentos compartir con el niño la proximidad física es muy importante (abrazarlo, tomarlo en brazos, besarlo, acariciarlo…).
- El niño siempre debe sentirse querido, entendido y seguro. Es labor de la familia brindarle todo el apoyo emocional necesario para evitar el miedo, la confusión, la esperanza o el malestar físico. En la medida de lo posible, se tratará de encontrar y resaltar algo positivo de la situación que le sirva de consuelo: «Estamos orgullosos de tu ayuda en…».
- No se debería dar más información de la que el niño necesite y pueda asumir. En general, el niño con sus preguntas o sus cambios de tema marcará los límites que precise saber.
- Contestar siempre a las preguntas que formule el niño. Si no se atreve a preguntar, hay que dirigirse a él y explicárselo de una manera entendible y ajustada a sus capacidades y edad, sin dramatismos, ni solemnidad. En estos momentos, la naturalidad y la simplificación de la situación, será la forma más adecuada de actuar.
- Si no es capaz de poner nombre a las emociones, ayudarlo a nombrarlas y normalizarlas con comprensión y empatía: «Sé que te sientes triste (y/o enfadado) porque Elena ya no está con nosotros», «Es normal que tengas ganas de llorar, está bien que llores».
- Las condiciones muy complejas o graves pueden ser fraccionadas y comunicadas al niño de tal manera que se añada nueva información según el niño haya asimilado la anterior.
- Los padres o allegados deben demostrar, tanto a través de la comunicación verbal como no verbal, que aunque estén tristes y afligidos, son capaces de expresar y manejar sus emociones asertivamente. Deben evitar decir delante del niño frases como: «¿qué haremos ahora…?», «no vale la pena vivir…».
- No decir frases como: «Tu hermana/o está durmiendo».
- En niños pequeños, utilizar metáforas de la naturaleza, historietas o cuentos, es muy oportuno. Estos elementos pueden servir de anclaje para que expresen sus miedos y realicen preguntas.
- Animar al niño a escribir poemas, canciones, cuentos, hacer dibujos, elaborar álbumes de fotos, etc., le ayudará a expresar sus sentimientos ante la pérdida y despedirse del fallecido. En el caso del adolescente incentivarlo a que exprese los sentimientos a través de alguna actividad que lo lleve a la autoreflexión, como escribir, pintar, tocar algún instrumento…
- Algunos niños o adolescentes pueden sentirse culpables por la muerte de su hermano/a. Es importante que los padres les presenten especial atención con el fin de que no se sientan merecedores de menos cariño e interés. Debe evitar realizar comentarios idealizando al niño fallecido y que provoquen sentimientos de inferioridad.
- Preguntarle si desea asistir a los funerales. La participación en estos ritos ayudará al niño a aceptar la pérdida y evitar disminuir sentimientos de culpabilidad. Se respetará siempre su decisión.
- Utilizar la situación como herramienta para hablar y reflexionar con el niño sobre los ciclos vitales y el sentido de la vida.
En AcceSalud somos especialistas en terapia de duelo y psicoterapia infantil. No estás solo. ¡Contáctanos!
Te dejamos ¡Vuela Mariposa, vuela! es un cuento que nos enseña a entender el ciclo natural de la vida y a superar la tristeza de las pérdidas.
Fuente: «Guía de Apoyo Psicólogico para Enfermedades Raras», FEDER.
Comentarios recientes