El potencial del empoderamiento de los pacientes para afrontar la cronicidad
Los sistemas de salud tradicionales consideran al paciente un elemento pasivo en la prestación de cuidados, es decir, como un mero receptor de estos. Se ha comprobado que esto es cada vez más insuficiente, e incluso que se trata de un fracaso, especialmente si se quiere afrontar el crecimiento exponencial y de difícil retorno del panorama epidemiológico actual, más concretamente en lo que se refiere a las enfermedades crónicas.
Vivir con una enfermedad crónica, por su propia naturaleza, exige la participación activa de los pacientes: obliga al enfermo a tomar decisiones respecto a su estilo de vida, como el ejercicio, la nutrición o la medicación, ya que estas actividades tienen un papel determinante en el tratamiento o acompañamiento de la enfermedad. De hecho, el grado de involucración de los pacientes es un componente esencial para el tratamiento.
La idea de incluir la participación activa del paciente en los cuidados de salud no es algo nuevo. Desde los años 60 y 70, la acción social y las ideologías de autoayuda han propuesto potenciar los derechos y las capacidades de los individuos y de las comunidades, y no las necesidades deficitarias. Durante las décadas siguientes, la popularidad de este concepto ha crecido. Se considera que se pueden lograr mejoras en la salud y en la gestión de la enfermedad mediante el fomento y apoyo a las habilidades y capacidades de los individuos, como el pensamiento crítico, la toma de decisiones y la resolución de problemas.
La evidencia y una cohesión teórica suficientes sugieren que el empoderamiento del paciente será una parte fundamental de una reforma efectiva de la gestión de las enfermedades crónicas, que maximizará la eficiencia y el valor en los sistemas de salud.
No obstante, la gran mayoría del esfuerzo en las reformas se han enfocado casi exclusivamente en partes más amplias del modelo: políticas, liderazgo, cambio institucional u organizacional, financiación y recursos humanos, entre otros. El empoderamiento siempre se ha quedado de fuera de la tendencia principal de las implementaciones.
Dada su importancia, las preguntas que surgen son:
- ¿Cómo podemos hacer operativo el concepto de empoderamiento del paciente?
- ¿Cómo podemos transformar este concepto en elementos medibles y hacer que su aplicación sea posible en diversos entornos?
- ¿Cómo cuantificamos su valor?
La intención de este informe realizado por Bupa –grupo internacional de prestación de cuidados de salud– y por el George Institute for Global Health es emprender un cambio muy importante en la forma de abordar la temática del empoderamiento del paciente: de ser una “conveniencia” positiva o cordial a una pieza fundamental, consensuada y aceptada en la reforma del sistema de salud para el tratamiento de las enfermedades crónicas. Para lograr este cambio, es necesario que exista un conocimiento compartido de su impacto y una cuantificación del valor que este cambio presupone. Es necesario aplicar los principios que tradicionalmente han dirigido la innovación en salud de manera correcta:
- Definiciones operacionales claras.
- Un diseño y una adecuación robustos, transversales y adaptables a los diferentes contextos.
- Una implementación sistemática, realista, y a gran escala, acompañada de una medición y evaluación rigurosas (esta implementación será el punto de partida del cambio mental, una vez que se demuestre el impacto y el valor del empoderamiento del paciente en el seno de una reforma del sistema de salud).
En otras palabras, el empoderamiento de los pacientes, al igual que otras estrategias de salud innovadoras, requiere hacer operativos sus elementos funcionales.
Asimismo, este informe busca iniciar un debate entre los proveedores de cuidados, los legisladores y todos aquellos agentes que participan en las políticas de salud. Las iniciativas de empoderamiento de los pacientes en las organizaciones y sistemas de salud necesitan basarse en la misma disciplina y ciencia que otras iniciativas de innovación en la atención sanitaria.
Para ello, este informe incita a la reflexión de temas como:
- El encaje del empoderamiento del paciente en la mentalidad general de los agentes de los sistemas de salud.
- La forma en como la disciplina operacional deberá ser aplicada a un concepto que es, hoy por hoy, difuso.
- La capacitación en estrategias basadas en el empoderamiento como forma de solucionar problemas críticos y reales.
De forma comprensiva, se presenta un marco de trabajo (framework) lógico y esquemático para tres estudios de caso presentados en este informe. La metodología usada contempla cinco componentes centrales, que ilustran definiciones conceptuales de empoderamiento de los pacientes que pueden hacerse operativas a través de inputs, de procesos, de impactos y resultados o de outputs.
Formar en asesorar el valor del empoderamiento del paciente también será esencial. Por lo tanto, el próximo paso será el refuerzo y la consolidación de la comprensión de los esfuerzos actuales de empoderamiento, a través de la introducción de rigurosas medidas y estrategias de evaluación que capturen y destilen el valor añadido de estos esfuerzos. Sólo así, los creadores de políticas y de estrategias de salud podrán demostrar el porqué, el cómo y el cuándo el empoderamiento de los pacientes, junto a las reformas del sistema que lo soporten. Así podrán reclamar prioridad para luchar globalmente contra las enfermedades crónicas.
Fuente: http://www.antares-healthlines.com/item.php?id=248&lang=1
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