La falta de adherencia terapéutica, un problema de salud
Uno de los principales retos en la psicología de la salud, es el tema de la trascendencia del cumplimiento de las indicaciones médicas de los pacientes con una enfermedad crónica. Esto se conoce como adherencia terapéutica o adherencia al tratamiento. Su incumplimiento por parte del paciente tiene implicaciones médicas, sociales, familiares y de salud, para los pacientes, especialmente en aquellos que padecen enfermedades crónicas, y peor aún, si esta se trata de una enfermedad rara (ER). Esta situación incide directamente en el aumento del costo de la asistencia sanitaria. Un paciente que no se adhiere a su tratamiento, no sólo afecta el costo monetario que representa para la familia, sino que también, está en riesgo de presentar mayores complicaciones producto de su enfermedad, incrementando los costos en la atención médica. Además también existe un costo en la propia salud y calidad de vida del paciente y su familia.
La adherencia terapéutica es considerada una categoría de la psicología de la salud, para su estudio e intervención, es necesario considerar los aspectos subjetivos y del comportamiento que la engloban. Este fenómeno es complejo, multidimensional y multifactorial y es necesario estudiarlo para comprender el papel del comportamiento de la persona en este proceso de la salud-enfermedad.
La manera en que las personas afrontan la enfermedad y los modos de comportarse ante ella, son un factor de importancia en el curso de la enfermedad. Si un paciente, cumple o no con las prescripciones de su médico es primordial en el curso, evolución y pronóstico de su padecimiento. Es evidente, que aquellas personas que son capaces de adherirse de forma adecuada a los tratamientos y nuevos regímenes en su conducta, que la enfermedad exige para su control y buena evolución, podrán alcanzar una mejor calidad en su vida.
Generalmente, una gran parte de los tratamientos médicos son responsabilidad del propio paciente, y éste puede ejercer su autonomía en su manejo, y control, ésto puede constituir un grave problema. Ya que las deficiencias y omisiones a la hora de seguir con las prescripciones médicas, exacerban los problemas de salud y favorecen la progresión de las enfermedades, haciendo imposible estimar los efectos y el valor de un tratamiento, dificultando el pronóstico y provocando un incremento considerable en el costo de la atención sanitaria.
Aproximadamente un 40% de los pacientes no cumple con las recomendaciones terapéuticas; en el caso de las enfermedades agudas, la tasa de incumplimiento llega aproximadamente al 20%, mientras que en las enfermedades crónicas alcanza el 45%; y peor aún, cuando los regímenes terapéuticos implican cambios de hábitos o estilos de vida, la tasa de cumplimiento se eleva mucho más (Rodríguez- Marín, 1995). Además, se considera que los números mencionados no están a la altura del fenómeno, ya que estos estudios se suelen llevar a cabo con reportes de pacientes que pueden acatar parcialmente las indicaciones y por lo tanto, no se ven a sí mismos como incumplidores.
Este tema tiene una gran trascendencia, especialmente en las enfermedades crónicas que requieren cambios definitivos en los estilos de vida, su incumplimiento no sólo es grave, ya que hace ineficaz el tratamiento prescrito, produciendo un aumento de la morbilidad y la mortalidad, también aumenta los costos de la asistencia sanitaria.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el incumplimiento de los tratamientos en enfermedades crónicas, a largo plazo, se ha convertido en un problema no sólo sanitario sino económico; sólo el 50% de los enfermos crónicos cumple con su tratamiento en países desarrollados, agravándose esta en países pobres, donde el acceso a los medicamentos de por si es limitado por la (OMS, 2003).
La pérdidas generadas a causa de la falta de apego al tratamiento genera grandes pérdidas personales, familiares y sociales, afectando la calidad del vida del paciente, de sus cuidadores y de quienes lo rodean. Puede haber complicaciones y secuelas que traen consigo enormes sufrimientos par ala familia, así como limitaciones físicas progresivas. La familia puede ver alterado su funcionamiento, generando crisis y conflictos, además del enorme costo para las instituciones de salud, al estar proporcionando servicios que son usados inadecuadamente; demás, los tratamientos se prolongan innecesariamente, trayendo consigo recaídas y readmisiones hospitalarias que podrían ser evitadas. (Ginarte, 2001; Martín y Grau, 1994).
Por otro lado, parece que existen grandes dificultades en este proceso por parte de la mayoría de los profesionales de la salud, para atender y abordar el fenómeno.
En el cumplimiento de un tratamiento médico, la conducta está mediada, por el sistema de creencias que del propio paciente acerca de su enfermedad, su motivación para recuperar la salud o voluntad de adaptarse a su nueva condición de enfermo, sus actitudes, etc. El enfrentarse a una enfermedad, implica una carga estresante para el desarrollo de la vida de un paciente, a la que además se agrega el componente de aceptar el cambio para lograr el cumplimiento de un nuevo régimen, cambio de hábitos y estilos de vida, que implican un gran esfuerzo de la persona para poder cumplir con todas esas indicaciones.
Las conductas que reflejan los problemas de adherencia al tratamiento son las siguientes: dificultades para iniciar el tratamiento; suspensión prematura (ya se sienten bien); cumplimiento incompleto o deficiente de las indicaciones, (errores de omisión, de dosis, de tiempo o de propósito -equivocación en el uso de uno u otro medicamento-); faltas a consultas e interconsultas, rigidez de hábitos y estilos de vida necesarios para el mejoramiento de la enfermedad; y la la práctica de la automedicación (Ferrer, 1995; Puente, 1984).
Además, también está la parte en las dificultades que muchas enfermedades generan en la autoimágen y la autoestima, los miedos ante una posible a la vida y el enfrentamiento a la posibilidad de la muerte, repercutiendo en los niveles de estrés, al poner al paciente en una posición donde debe reajustar sus planes de vida, metas y propósitos; afectando también su economía, sus relaciones sociales y familiares, ya que se producen cambios en los roles y responsabilidades familiares, generando también sufrimiento en las personas que le rodean. (Grau, 2002; Martín y Grau, 1993).
De acuerdo a los recursos psicológicos de la propia persona la enfermedad puede ser percibida como un evento altamente estresante, como un reto, una amenaza, una pérdida, un castigo, un beneficio o, incluso, como un alivio a responsabilidades y situaciones personales. De acuerdo a todo lo anterior, el paciente adopta su rol de enfermo. La aceptación de la enfermedad y las consecuencias de ese rol, son aspectos psicológicos muy importantes para la adherencia terapéutica y en el repertorio de conductas que se adoptan después de que la persona se asume como enferma.
La adherencia terapéutica se puede definir como “una implicación activa y voluntaria del paciente en un curso de comportamiento aceptado de mutuo acuerdo, cuyo fin es producir un resultado terapéutico deseado” (DiMatteo y DiNicola, 1982).
Ésta no se refiere a una sola conducta sino a un conjunto de conductas, que incluyen: aceptar formar parte de un plan o programa de tratamiento, poner en práctica de manera continua las indicaciones del médico, evitar comportamientos de riesgo, inlcuír al estilo de vida conductas saludables (Zaldívar, 2003).
El cumplimiento efectivo de las prescripciones terapéuticas implica la realización de tareas que requieren que el paciente disponga de habilidades con diferentes grados de complejidad (Amigó y cols., 1998). Además, se debe lograr que el paciente adquiera y mantenga a lo largo del tiempo hábito de adhesión estricta a los medicamentos y al cumplimiento de todas las indicaciones (Bayés, 2000).
Esas conductas deben ser entendidas desde diversas dimensiones: los aspectos conductuales mediados por las ideas. las creencias y las motivaciones, y la parte social, que incluye la comunicación con el profesional de salud, las relaciones del paciente con su entorno social y familiar, además del papel de los servicios de salud.
La comunicación permite al paciente comprender la información que se le está dando sobre la prescripción y recomendaciones. El apoyo social y familiar también puede contribuir la ejecución adecuada de las prescripciones al apoyar y animar al paciente a mantener el régimen médico, y al servir como un motivo de vida para éste.
Alcanzar una buena adherencia terapéutica, representa una gran parte de la resolución de los problemas de salud, y sus repercusiones son significativas en el plano económico, social, médico, personal, familiar y en la gestión de los servicios de salud. La psicología de la salud, es la disciplina que se ocupa de investigar y resolver los problemas relacionados con los aspectos subjetivos y del comportamiento que intervienen en el proceso de salud-enfermedad.
Fuentes:
Libertad, M. Y Grau, J. (2004) La investigación de la adherencia terapéutica como un problema de la psicología de la salud. Psicología y Salud, Vol. 14, Núm. 1: 89-99, enero-junio de 2004.
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