La depresión puede superarse
¿Te sientes deprimido? ¿O quizás lo esté alguien a quien amas? En ambos casos, la curación requiere tener paciencia y escuchar al que sufre sin juicios, ni opiniones.
Afrontar una depresión es a menudo difícil para la persona que la padece pero también lo es, para los seres queridos que le rodean. Frecuentemente la manera de querer ayudar (dar ánimos), dificulta enormemente el proceso de recuperación de la persona con depresión.
¿Qué podemos hacer? Para ayudar de manera eficaz es importante no quedarse atrapado en el problema de la persona, más bien es necesario interesarnos en averiguar cómo está viviendo la depresión, y a partir de ahí, servir de apoyo para que tome las decisiones adecuadas que le permitan regresar a su funcionamiento normal.
Los psicólogos Juan García y Pepa Palazón nos explican la manera correcta en que se debe acompañar a una persona deprimida.
¿Las relaciones humanas pueden ser causa de enfermedad?
Muchos estudios han demostrado la importancia de contar con relaciones sólidas y estrechas a lo largo de la vida, contar con ellas nos brinda una sensación de protección y fortaleza interna. Si en el pasado hemos tenido carencias afectivas, pérdidas significativas, nos hemos sentido solos, culpables, angustiados, con altos grados de sobre-exigencia; es muy probable que nos encontremos más vulnerables al enfrentamos a situaciones adversas como; una separación, la muerte de un ser querido, tener problemas con la pareja, etc.
De la misma manera ¿las relaciones podrían ayudarme a sanar?
Frecuentemente, quienes rodean a una persona en depresión no comprenden que la depresión es una enfermedad y malinterpreten su irritabilidad, su desgano, su evitación para relacionarse y su llanto; piensan que es un signo de debilidad, de cobardía, de que no se esfuerza lo suficiente por mejorar, generando con esas actitudes, intensos sentimientos de culpa para la persona en depresión. Es por ello que es sumamente importante, involucrarse en su recuperación y servir de vocero para informar a otras personas, qué es la depresión y cual es la manera adecuada de tratar al enfermo, esto hará que los demás adopten una actitud más respetuosa hacia su proceso de recuperación.
¿Qué es un «entorno sano»?
Un entorno sano tiene que ver con nuestra capacidad de tener relaciones satisfactorias en distintos niveles: algunas relaciones en nuestro círculo privado, con familiares y amigos personales; relaciones estrechas fuera del círculo privado, con otros amigos y conocidos; y relaciones más cordiales, con compañeros de trabajo o vecinos.
¿Cómo saber si estoy deprimido?
Aunque no es fácil reconocer que se está deprimido, porque es muy probable que se viva como «mi manera de ser», hay cambios en nuestro comportamiento y estado emocional, que son señales claras de estar padeciendo depresión. Por ejemplo; cambios anímicos, como un estado de tristeza permanente, ganas de llorar frecuentes, sentimientos de culpa, soledad, vacío, irritabilidad, pérdida del deseo y la capacidad para disfrutar cosas que antes se disfrutaban.
También hay cambios como; cansancio, agotamiento físico y mental, problemas de atención y memoria, dificultad para concentrarse, etc. Es común experimentar una sensación de angustia e intranquilidad interna, trastornos del sueño (somnolencia o insomnio), pérdida o aumento del apetito, disminución del deseo sexual, cambios en la forma de pensar, generalmente con la aparición pensamientos negativos, muy críticos y destructivos hacia uno mismo, del tipo: «Soy un inútil, un fracasado, no valgo nada, se cansarán de mí y me abandonarán…» Y en casos graves la aparición de la ideación suicida como solución a los problemas. Y por último, cambios en la forma de actuar, como el abandono de responsabilidades y actividades, abandono en la apariencia personal, evitación de situaciones sociales y de convivencia con la gente, empeorando así las relaciones con los demás.
Depresión enmascarada. ¿Cómo reconocerla?
Existen síntomas que podrían estar encubriendo una depresión: comer compulsivamente, tomar en exceso, incremento de irritabilidad que genera problemas de pareja y en las relaciones interpersonales, aparición de enfermedades físicas frecuentes.
¿Qué hace que ciertas situaciones y relaciones lleven a algunas persona a la depresión y a otras no?
A la hora de vivir y afrontar ciertas circunstancias, cada persona lo hace de forma distinta. Estas diferencias están determinadas por factores genéticos, el rol asignado, o autoasignado, en el sistema familiar; ser hijo único o la posición que ocupa en el orden de los hermanos, ser hombre o mujer, etc. En cualquier caso, lo importante es entender y aceptar que cualquier persona puede ser presa de la depresión y es necesario tomar una posición activa en el proceso de recuperación, buscando el apoyo de familiares y amigos, y más importante aún, solicitando ayuda profesional.
¿Qué tipo de actitudes fortalecen y funcionan como preventivos contra la depresión?
Algunas veces, la vida puede dar serios golpes; encontrarse acompañado por nuestros seres queridos en momentos de dificultad fortalece los sistemas de afrontamiento; encarar el problema, en vez de evitarlo, ayudará a resolverlo de una mejor manera. Es importante también, mantener una actitud abierta para resolver los conflictos y no dudar en acercarse a los seres queridos en busca de ayuda. De esta forma, existirá una red de vínculos emocionales que les de sostén y protección durante la tormenta.
¿Es posible superar la depresión?
Aunque parezca contradictorio, el primer paso para afrontar la depresión es permitir su presencia, y no asumir conductas de evitación, para dejar de sentir. Cuando se está deprimido, el estado anímico es de tristeza, de irritabilidad, el cuerpo está agotado, la mente se llena de pensamientos pesimistas, y pareciera que no hay forma de funcionar. No merece la pena la auto-crítica ni el enfado, quizás sea más sencillo dejar de mirar lo mal que se siente por dentro y comenzar a mirar hacia afuera, centrar la atención en lo que sucede a tu alrededor. La mayoría de las depresiones aparecen como reacción a ciertas vivencias externas, especialmente a las pérdidas, las carencias, los cambios de vida o a las tensiones de lo demás.
¿Qué tipo de actitud y de relación deberíamos mantener con una persona deprimida a la que queremos ayudar?
Generalmente, la depresión provoca en los demás una reacción de empatía. Al ver una cara triste y al escuchar palabras pesimistas, casi instintivamente a todos nos sale un deseo de cuidar, de proteger y de aconsejar. El problema es que este deseo de cuidar va desapareciendo conforme pasa el tiempo, e incluso puede transformarse en un sentimiento de frustración y de rencor hacia la persona deprimida, actitud que no ayuda en lo absoluto. Para ayudar de verdad, es importante escuchar de forma empática y sin juicios, y servir de apoyo para que la persona en depresión tome las decisiones que le permitan volver progresivamente a su funcionamiento normal; gran parte de ese trabajo debe llevarse a cabo en psicoterapia.
¿Cuál es la actitud que no ayuda, e incluso puede hundir más a la persona en depresión?
Los dos errores más comunes son: forzar la recuperación prematuramente o asumir que no se recuperará nunca. En el primer caso es frecuente dar consejos del tipo «Tú lo que tienes que hacer es salir más y sonreír», cuando la persona no está preparada aún para hacerlo, y peor aún, enfadarse con ella porque no hace caso. La frustración en estos casos puede llevar a pensar que esa persona está deprimida porque quiere, lo que facilitará que nos apartemos de su lado. En el segundo caso, es posible que tomemos el control de la relación, decidiendo y actuando nosotros por esa persona, lo que aumentará su sentimiento de inutilidad y nuestra sensación de sobrecarga con ella. Quizás sería mejor acompañarla silenciosamente en el llanto y en el lamento, para después acompañarla con más vitalidad en la sonrisa y la esperanza.
¿Cómo detectar relaciones insatisfactorias y qué podemos hacer para convertirlas en satisfactorias?
El «déficit interpersonal» se refiere a la carencia de vínculos emocionales estables y satisfactorios con los demás. Algunas personas deprimidas están prácticamente aisladas, y será difícil que se recuperen de la depresión si no establecen vínculos con los demás. En cambio, aunque otras personas no se encuentren aisladas, sí se sienten solas y vacías. Sería interesante valorar en estos casos, si las expectativas que uno tiene sobre los demás son realistas y si se están comunicando efectivamente las necesidades a los demás.
¿Cómo aprender a sentirse bien en soledad?
No es lo mismo sentirse solo que estar solo. Hay personas que se sienten solas estando rodeadas de gente (soledad), y otras personas se apartan de los demás para quedarse físicamente solas (aislamiento), por el contrario, hay otras que estando físicamente solas se sienten acompañadas (estar con uno mismo). La soledad y el aislamiento conducen al malestar e incluso a la depresión; sin embargo, estar sólo con uno mismo no tiene porque ser una experiencia desagradable. Si estás conforme con quién eres, aprendes a quererte y te acompaña el recuerdo de tus seres queridos, entonces será más fácil sentirse a gusto con uno mismo.
Pautas para mantener relaciones sanas
No hay recetas mágicas para encontrar la satisfacción en las relaciones con los demás, pero aquí te damos algunos consejos que pueden resultar muy útiles.
- Deja que te cuiden y cuida a los demás, mientras tú también te cuidas.
- Date permiso de querer y deja que te quieran aunque te dé miedo.
- Plantea qué necesitas de tus seres queridos y averigua qué necesitan ellos de ti.
- Establece acuerdos entre tus necesidades y las de los demás, siempre respetándote a ti mismo.
- Aprende a pedir lo que necesitas a los demás, sin exigirlo ni reprocharlo.
- Acepta el malestar y el bienestar como reacciones normales al relacionarte con los demás.
- Sé flexible para permitirte llorar por lo que pierdes y sonreír por lo que ganas.
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Fuente:
Juan García Sánchez y Pepa Palazón Rodríguez, Psicología Práctica, pag 26 a 30, vol. 143.
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