La psicología de la vida cotidiana
Ya Freud en su obra «Psicopatología de la vida cotidiana» describe cómo, a través de nuestras pequeñas reacciones, detalles y formas de comportamiento simples y aparentemente sin significado, podemos llegar a conocer la psicología que subyace a nuestro modo habitual de ser y que afecta, en ocasiones sin nuestro conocimiento consciente, a la manera de estar en el mundo.
Este principio de determinismo psíquico que establece que en la mente, al igual que en la naturaleza, nada sucede por azar, se opone a las teorías de aprendizaje social en las que se considera que:
1. Casi toda la conducta es aprendida.
2. Las leyes que gobiernan este aprendizaje pueden conocerse y medirse.
3. Tanto la conducta normal como anormal se adquieren mediante los mismos mecanismos fundamentales de aprendizaje.
De todas maneras, han aparecido en los últimos años teorías que amplían más y más el abanico de comprensión de la psicología de la vida cotidiana; un ejemplo es la teoría cognoscitiva, en donde se hace especial hincapié en la importancia de los factores cognoscitivos —los cuales incluyen pensamientos, sentimientos, imágenes y recuerdos— en el proceso de aprendizaje social y posteriormente en el comportamiento del ciudadano de a pie ante los acontecimientos de su vida cotidiana.
Para funcionar de forma adaptada y fructífera en las circunstancias que nos surgen día a día, tenemos que desarrollar —o aprender a hacerlo— las llamadas:
a) Aptitudes de construcción, por las que podemos confrontar situaciones nuevas y resolver problemas nuevos para los cuales no hemos sido preparados de forma específica ni tenemos un aprendizaje previo; es decir, modificar nuestra conducta con la de los otros, en parte por medio de un aprendizaje, ensayo y error, y por desarrollo de estrategias de resolución de problemas, y, en parte también, pensando, planeando y proyectando.
b) Otro segundo aspecto a considerar es el tipo de codificación y categorización de los hechos, es decir, el proceso mediante el cual todos nosotros atendemos selectivamente a los aspectos más importantes de nuestro medio ambiente. Si las personas no pudieran hacer esto, se verían abrumadas por grandes cantidades de información que nunca podría procesar de manera suficientemente rápida y completa para poder decidir sobre la conducta apropiada.
c) También las expectativas que posee una persona acerca de los resultados de su propia conducta o de los resultados de otras variables importantes de su medio ambiente son, probablemente, el factor cognoscitivo más decisivo en la determinación de nuestra conducta y de nuestra psicología cotidiana.
d) Los planes y sistemas de auto-regulación que posee una persona incluyen las normas, en cuanto a metas y logros, que esta persona se impone a sí misma en situaciones específicas, así como también las consecuencias que ella misma se impone al tener éxito o fracasar en aquello a que aspira; está claro que todos nosotros tenemos normas de realización internas por medio de las cuales juzgamos nuestra propia conducta, y todos nosotros nos recompensamos o castigamos cuando tenemos éxito o fracasamos en el logro de nuestras metas.
Todos estos aspectos son importantes a la hora de intentar conocernos más a nosotros mismos y a los demás, ya que nos ofrecen unas pautas de ordenación para el contexto en que nos movemos, para la estructuración de metas y conductas de logro y una nivelación de nuestras expectativas que nos conduzcan a una mayor seguridad en nosotros mismos, mayor auto-afirmación y capacidad de decisión ante cada evento que se produzca en el devenir de nuestra vida cotidiana.
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