¿Qué hacer cuando la empatía nos causa malestar?
La empatía es una cualidad deseada. Se supone que desarrollarla nos hace mejores. Sin embargo, existen casos en los que puede llegar a perjudicarnos, y mucho, siendo la piedra que nos conduzca al fondo del pozo emocional.
La empatía, dentro del marco de una buena inteligencia emocional, es un rasgo que nos confiere una ventaja adaptativa. Nos puede hacer mejores en nuestra vida social, y también en la laboral. Sin embargo, cuando este canal para sentir e identificar las emociones del otro es muy amplio puede llegar a anularnos, bloquearnos y finalmente incapacitarnos. Así, ¿qué hacer cuando la empatía nos causa malestar?
Decidir con inteligencia la posición que queremos adoptar ante los problemas de los demás o tomar buenas decisiones son algunos de los procesos que pueden verse afectados por niveles altos de empatía. Si es tu caso, en este artículo tienes algunos consejos para gestionarla mejor.
Desmitificando la empatía
Los amigos de personas altamente empáticas agradecen contar con alguien que tenga la cualidad de entenderles en el apartado emocional de manera tan precisa.
Sin embargo, también tiene otra cara, igual que pasa, por ejemplo, con muchos medicamentos: una dosis controlada ayuda al cuerpo a recuperarse, una dosis demasiado alta puede hacernos mucho daño. Además, puede ser una dosis puntual muy alta, pero también un consumo demasiado grande o frecuente.
Muchas veces, la empatía se asocia con un sentimiento de justicia universal. Esta creencia sitúa a la capacidad empática como un valor moral, haciendo creer a las personas que sus decisiones basadas en la empatía son las más justas y correctas. Sin embargo, no siempre es así.
Después del Putsch de Múnich, una pareja cuidó y escondió de la policía a Hermann Göring -uno de los lugartenientes de Hitler- cuando resultó gravemente herido. Después, esta pareja murió en un campo de concentración.
¿Qué hacer cuando la empatía nos causa malestar?
El malestar que causa la empatía tiene un amplio espectro, desde el propio dolor físico hasta el contagio emocional. Esto si bien no es algo negativo, puede llegar a ser un problema e incluso interferir en el normal desempeño de la vida diaria.
Por lo general, el malestar que causa la empatía tiene que ver con el desgaste de estas emociones ajenas o con el control de las mismas. Por eso, aquí tienes algunos consejos para volver a tomar el control de esos sentimientos que se reflejan en tus propias emociones.
1. Céntrate en tus necesidades
Quizás suene egoísta, pero tu salud mental y física se pueden deteriorar si por norma relegas tus intereses a un segundo plano, para priorizar los de los demás.
Por eso, antes de plantearte si ayudar a esa persona, revisa si vas a ser capaz de gestionar esa ayuda. Este es uno de los principales motivos por los que la empatía nos causa malestar.
No es malo ponerte como prioridad. Si no estás en condiciones de ayudar a alguien, no lo conseguirás y solo te desgastarás más.
3. Sus problemas no son los tuyos
La intensidad de las emociones que despierta la empatía puede hacerte asumir los problemas de los demás de forma inconsciente. En ocasiones, tomar distancia con una persona ayuda a reducir la intensidad de la empatía y es más fácil pensar en soluciones más útiles.
Reducir el contacto personal con estas personas necesitadas es un buen método para ello, ya que la empatía se activa principalmente a través de lo que ves y lo que oyes. A veces se puede ayudar más a través de mensajes de texto que conversando en persona.
4. Cuando la empatía nos causa malestar, relativiza
Lo idílico sería tener un interruptor que encendiese y apagase la empatía para esos momentos en los que se vuelve demasiado intensa. Desgraciadamente no es así, pero puede relativizarse el sentimiento: no tomárselo tan en serio o incluso usar el humor.
De esta forma, se establece una línea entre la emoción y la observación de la misma. Así también se reduce la fatiga por compasión.
5. Establece límites
Ser muy empático es un don cuando se trata de conocer la realidad de los demás y conectar con ellos. El sufrimiento y la alegría que suscita la empatía son genuinos, no un reflejo ni una idea.
Los vampiros emocionales, los narcisistas, gente iracunda o muy autocompasiva son ejemplos de perfiles a evitar en las relaciones interpersonales. Si no tienes más remedio que tratar con ello, establece unos límites que no les permitan aprovecharse de tu capacidad para ponerte en su lugar.
6. Si la empatía nos causa malestar, busca espacio para ti
La soledad y la tranquilidad ayudan a recargar la energía que ha ido escapando por empatía a lo largo del día. Reservar un tiempo o un lugar para ello no es para nada egoísta: si evitas que tu batería se agote, tendrás más capacidad para cuidarte y cuidar de los demás de la mejor forma posible.
Como ves, la empatía puede tener efectos muy distintos en función del resto de componentes de nuestra inteligencia emocional. Una empatía grande, junto con una capacidad para regular y gestionar las emociones muy grande, puede ser una gran ventaja. Sin embargo, también puede ser una gran condena si los dos elementos no están alineados en cualidad.
Sara González Juárez
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/que-hacer-cuando-la-empatia-nos-causa-malestar/
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