Trastorno oposicionista desafiante: ¿qué es y cómo se trata?
A lo largo del desarrollo de los niños, es común que nos encontremos con conductas que desafían a las figuras de autoridad, ignorando las órdenes o cuestionando los límites, estas conductas son relativamente normales y se van modificando a medida que los adultos establecen las normas en su educación. Sin embargo, si estos comportamientos prevalecen en el tiempo e incrementan en intensidad, es momento de comenzar a pensar en un trastorno oposicionista desafiante (TOD), también conocido como trastorno negativista desafiante.
El trastorno oposicionista desafiante se caracteriza por un patrón recurrente de conductas no cooperativas, desafiantes, negativas, irritables y hostiles hacia los padres, compañeros, profesores y otras figuras de autoridad. Además, su magnitud no corresponde con lo esperado para su edad o cultura.
Las conductas oposicionistas pueden ir desde una extrema pasividad, es decir no obedecer y mostrarse inactivo, hasta insultos, hostilidad, resistencia física, y agresividad hacia todas las figuras de autoridad. Este comportamiento se presenta por un periodo mayor a seis meses y con mayor intensidad que en los niños de su misma edad y generalmente interfiere con sus relaciones sociales, con su vida familiar y con su rendimiento escolar.
En consecuencia, estos pequeños suelen tener baja autoestima, poca tolerancia a la frustración y son tendientes a la depresión.
Alrededor del 75% de casos de TOD se asocian con otros trastornos, esto los hace propensos para desarrollar otras patologías como la personalidad antisocial o un trastorno disocial. Por otro lado, el oposicionismo también puede estar acompañado de un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), aproximadamente el 60% de los niños con TOD, lo presentan. Es por ello que en ocasiones resulta difícil determinar si el TOD es simplemente una de las manifestaciones del TDAH o si se trata de dos trastornos separados pero que pueden ir asociados y potenciarse el uno al otro.
Aproximadamente entre el 2 y 16 de cada 100 de la población infantil, lo padece. Y puede aparecer entre los 3 y los 8 años de edad. Las conductas suelen aparecer principalmente en el ámbito familiar pero con el tiempo se extienden a otros ámbitos.
Entre las múltiples causas que explican este trastorno, destaca la que se centra en los primeros intercambios sociales entre el niño y las figuras adultas, especialmente sus padres y maestros. Es probable que los adultos hayan reforzado positivamente dichas conductas, enseñando al niño que es a través de su comportamiento hostil como podrá obtener lo que desea. También es común encontrar en las familias de estos pequeños, a padres inmaduros e inexpertos en la educación del niño, modelos educativos violentos, conflictos maritales, depresión en la madre o presencia de alguna psicopatología en los padres.
También puede estar relacionado con lazos afectivos y apego inadecuados durante las primeras etapas del desarrollo del niño, desestabilizando con ello la construcción de su personalidad.
El tratamiento mayormente usado para el TOD, se ha centrado en el uso de técnicas cognitivo-conductuales en las que se proporciona un entrenamiento a los padres para modificar la conducta de los pequeños a través del establecimiento de consecuencias y reforzamiento positivo, y se realiza también una intervención directa con el niño para enseñarle autocontrol y habilidades sociales.
Por Psic. Martha Lellenquien
Fuentes:
Rigau, E. et al. (2006). Tratamiento del trastorno de oposición desafiante. Revista de neurología. 42 (2) pp. 83-88.
Comentarios recientes