Desarrollan una terapia para tratar la depresión en niños de hasta 3 años
La intervención es prometedora para abordar trastornos conductuales disruptivos en pequeños en edad preescolar.
Una investigación financiada por el Instituto Nacional de Salud Mental (Estados Unidos) han encontrado que un tratamiento adaptado basado en terapia para trastornos conductuales disruptivos puede ser efectivo para tratar la depresión clínica en niños de hasta 3 años.
El estudio, publicado en la revista ‘American Journal of Psychiatry’, ha confirmado que una intervención psicoterapéutica podría ser necesaria en niños en edad preescolar, a los que en ocasiones se recetan también antidepresivos.
Los investigadores adaptaron la terapia de interacción padre-hijo (PCIT, por sus siglas en inglés), que se ha demostrado que es una forma efectiva de tratar los trastornos conductuales disruptivos en niños pequeños. Con este tratamiento, a los padres se les enseñan técnicas para interactuar de forma correcta con sus hijos. Luego las aplican en situaciones controladas mientras son entrenados por un doctor.
Para adaptar esta intervención estándar a los niños de hasta 3 años, añadieron a la terapia un nuevo módulo de desarrollo emocional, que con las técnicas básicas de PCIT entrena a los padres en ayudar a sus hijos a regular las emociones, así como su propia competencia emocional.
«Este estudio se basa en investigaciones que han identificado factores asociados con el desarrollo de la depresión entre los niños muy pequeños y, a su vez, representan objetivos en los que intervenir», ha explicado Joel Sherrill, subdirector de la División de Servicios del Instituto Nacional de Salud Mental.
Beneficios para los niños y para sus padres
Los investigadores evaluaron, antes y después del tratamiento, los síntomas psiquiátricos de los niños, sus habilidades de autorregulación emocional, su nivel de deterioro y funcionamiento, y su tendencia a experimentar culpa. A los padres los evaluaron por la severidad de la depresión, los estilos de afrontar la situación y las estrategias que utilizaron en respuesta a las emociones negativas de sus hijos, y por el estrés dentro de la relación padre-hijo.
Al finalizar el tratamiento, los niños presentaron más probabilidades de lograr la remisión de la depresión, así como menor gravedad de la enfermedad. También tuvieron menos trastornos comórbidos y fueron calificados como con mayores habilidades de regulación emocional y mayor ‘reparación de culpabilidad’ (por ejemplo, decir ‘lo siento’ espontáneamente después de haber hecho algo mal, empatía apropiada con otros, etc).
Los padres también se vieron beneficiados. Se descubrió que tenían síntomas disminuidos de depresión, menores niveles de estrés parental, y aplicaron más técnicas enfocadas en la reflexión y el procesamiento de la emoción.
«El estudio proporciona evidencia muy prometedora de que una intervención psicoterapéutica temprana y breve que se centra en la relación padre-hijo y en la mejora del desarrollo emocional puede ser un enfoque potente y de bajo riesgo para el tratamiento de la depresión», ha remarcado la autora principal del estudio, Joan Luby, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis.
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